Siempre se ha visto como un profesor obsesionado por enseñar la belleza de la música. Por eso creó hace 6 meses esa orquesta, formada por más de 25 jóvenes refugiados en la ciudad de Gotemburgo.
Los jóvenes llegan de lugares en conflicto como Afganistán, Siria, Eritrea o Albania llenos de miedos y traumas pero con una pasión en común: la música. Estaban acostumbrados a los sonidos de la guerra pero ahora, gracias a la ayuda de Ron, disfrutan de los sonidos de las partituras y se estremecen de alegría cuando escuchan los aplausos del público. Algo parecido a lo que siente Ron.
Mostafa Kazemi es uno de estos jóvenes…huyó de Kabul amenazado de muerte por el hecho de estudiar; Fatima Moradi también huyó de allí y perdió a su familia; Smret Debay escapó de Eritrea y atravesó mares y desiertos en una penosa travesía de un año hasta llegar a Europa; y Shadi Kheder tuvo que abandonar a toda su familia al huir del infierno en Siria.
Todos tocaron su primer concierto en Gotemburgo el pasado 24 de octubre. Ahora muchos temen ser deportados por el Gobierno sueco, que ha decidido reducir el número de solicitudes de asilo al verse desbordado en la acogida de refugiados. Ron no les puede prometer que se quedarán en Suecia, pero sí que la música que han aprendido les servirá allá donde vayan.