La idea era llegar a la bahía de de Baffin, el estrecho del Ártico que separa las aguas de Canadá de las de Groenlandia. Pero un fuerte temporal de nieve les desorientó y se perdieron a mitad de camino. Cuando se dieron cuenta, no tenían suficiente combustible en sus motos de nieve para volver. Para sobrevivir contaban con un saco de dormir, un hornillo para acampar, leña, té, azúcar y una navaja. Su única opción de salir de allí con vida era construir un iglú e intentar cobijarse del viento y de las polares temperaturas de 30 grados bajo cero hasta que alguien les rescatara
"Lo que más me preguntaba era saber cómo reaccionaríamos si uno de nosotros se quedaba congelado", cuenta Pauloosie.
Para comer su hijo y su sobrino cazaron un reno. Durante el día salían a estirar las piernas y por la noche volvían al iglú para beber un poco de té y acostarse. Y así durante 8 días, cuando se quedaron sin nada con lo que alimentarse y cuando divisaron un avión
"Vi el avión venir en mi dirección y me puse a agitar los brazos tanto como pude y entonces supe que me habían visto y me puse a llorar".
Un helicóptero les trasladó a un hospital para recuperarse. Pauloosie sabe que su condición de cazador les salvó de una muerte casi segura.