Explica que esta creencia viene porque María Antonieta fue objeto de particular aversión, "la odiaron a esa mujer, una niña extranjera de 14 años que fue casada por un pacto político con el delfín, el futuro Luis XVI", comenta. Aunque recuerda que sí es cierto que se metió en intrigas cortesanas, pero lo que más dañó su reputación, el famoso "asunto del collar", fue una estafa en la que se vio envuelta sin tener nada que ver.
Supuestamente, María Antonieta preguntó a sus damas de compañía qué reclamaba el pueblo y, al responderle que no tenían pan para comer, ella habría dicho: «Qu’ils mangent de la brioche», traducido general e inexactamente como «que coman pasteles», cuando brioche no es un pastel sino un bollo dulce, un pastel suizo. Por obvias razones, quedó como ejemplo de insensibilidad.
Pero no hay ninguna prueba de que pronunciara esas palabras, mientras que sí la hay de que cuando hubo hambre en la llamada Guerra de las Harinas en 1775, María Antonieta fue muy sensible a la situación, como lo revelan sus cartas, que se conservan.
La frase ha sido atribuida a otros aristócratas, siempre para subrayar su crueldad. Aunque nadie fue más cruel que los asesinos de María Antonieta, que en su caso, como en miles de otros, la condenaron a muerte basándose en burdas mentiras.
Además, la demonización de los nobles era crucial para la Revolución Francesa y todas las revoluciones La clave es envilecer a una minoría para justificar su muerte y para ocultar el resto de los crímenes: decenas de miles de franceses fueron guillotinados, en su mayoría trabajadores. Y eso se mantuvo: fue la razón por la que los comunistas rusos asesinaran al zar y a toda su familia: para que nos fijáramos en ellos, y no en la represión sobre el conjunto del pueblo.