No está en peligro la democracia. No está en peligro la libertad. Lo que está en peligro es la decencia. La dignidad en los actos y en las palabras que constituyen el debate político. Y el debate público, que es el debate nuestro de cada día.
Es indecente frivolizar con las amenazas de muerte. Es repugnante no repudiarlas. Y es nauseabundo eludir la condena de una amenaza recurriendo al comodín ése, tan manido, del ‘condenamos todas las violencias’, que es lo que hace Vox cuando le preguntan por la carta con balas dirigida a Pablo Iglesias. Un viejo recurso éste de condenarlo todo para evitar condenar una amenaza concreta. El copyright lo tiene Bildu.
No hay justificación para la amenaza, no hay excusas políticas para la amenaza y no las hay para trivializar con ella. Hoy hay que dar la bienvenida a quienes --ahora sí-- proclaman con convicción que no hay causa política que justifique las cartas amenazantes y las balas. Ni las pintadas en la puerta de casa. Ni las dianas con la cara de un político. Ni la coacción y el chantaje para que el discrepante se largue.
Hoy hay que dar la bienvenida a quienes hasta anteayer mantenían posiciones tibias y encontraban atenuantes políticos en la violencia que padecieron otros; quienes anteponían la filiación política del amenazado a la opinión que les merecía la amenaza.
Celebremos que todos tengamos claro que no hay conflicto político que justifique que se persiga, se amedrente o se desee la muerte a una persona. Y celebremos que se entierre de una vez la tentación de culpar al amenazado de la amenaza. Bienvenida sea la desaparición del ‘van provocando’ y del ‘se lo han buscado’. Se han buscado que les pinten una diana en el portal por decir lo que piensan, se han buscado el coctel molotov contra la casa del pueblo, se han buscado la pedrada por dar un mítin en territorio comanche, se han buscado que los echen a empujones de una manifestación por acudir sin haber sido invitados. Bienvenidos sean los que ahora lo tienen claro y hasta ahora penduleaban.
Quienes siempre hemos denunciado y condenado las amenazas de muerte, las coacciones, el matonismo, el chantaje ---que creo que somos la abrumadora mayoría de la sociedad---, quienes hemos repudiado los escraches, los insultos en el Congreso, la apropiación de los símbolos nacionales, la patrimonialización de palabras como libertad, democracia, patriotismo, convivencia, progreso, no vamos a tener ahora que justificarnos ante aquellos que han sembrado, alimentado y cultivado las tribus, los bandos, la gresca y la criminalización del adversario. No vengan a dar lecciones quienes juegan todos los días, desde hace años, a corromper la convivencia.
No está en juego la libertad. No está en juego la democracia. Lo que está en juego es la decencia. No vengan a dar lecciones quienes juegan todos los días, desde hace años, a corromper la convivencia
"Ni la libertad ni la democracia dependen del Parlamento que los madrileños elijan"
Lo único que va a ocurrir el martes de la próxima semana es que los ciudadanos elegirán un nuevo parlamento. Un parlamento que, a juzgar por las encuestas, tendrá un número muy parecido de diputados a la izquierda y a la derecha. De ese parlamento saldrá un gobierno o de derechas, como el de los últimos años, o de izquierdas, como el que tiene España. Un gobierno de coalición del PSOE con Iglesias y Más Madrid, a imagen y semejanza del que ya existe en la Comunidad Valenciana o en Baleares, o un gobierno del PP (y Ciudadanos si al final entra) con el apoyo parlamentario de Vox, o sea, como el de Murcia o el de Andalucía. (Andalucía fue, por cierto, el primer lugar en el que la izquierda declaró la alerta antifascista; hoy el gobierno encumbra a Juanma Moreno como ejemplo de moderación y de derecha centrada en contraposición a Ayuso, lo que son las cosas).
El miércoles, 5 de mayo, estaremos aquí analizando quién ganó, quién perdió y qué consecuencias tiene para el resto de la legislatura en España, en libertad y en democracia. Porque ni la una ni la otra dependen del Parlamento que los madrileños elijan en las urnas. Ya sabemos que la distorsión es el día a día de una campaña electoral. Pero en ésta de Madrid hace tiempo que se superaron todas las marcas.
Aspiran a que aparquemos la razón y las ideas para que el único motor de nuestras acciones, y nuestros votos, sea la pasión, el sentimiento, la ira.
Aspiran a que aparquemos la razón y las ideas para que el único motor de nuestras acciones, y nuestros votos, sea la pasión, el sentimiento, la ira. Hay odiadores y dinamiteros de muy diversa adscripción ideológica. Y no están sólo en la política. Hay generadores de odio en la calle, en los medios y en las redes sociales. El viernes volvimos a verlo. La picadora de carne a toda máquina. Nombres que llevan décadas de trabajo honrado a sus espaldas (políticos, comentaristas, famosos) a los que las jaurías cuelgan la etiqueta-soga de fascista, o de bolivariano, o de filoterrotistas. O de equidistante, que es el comodón preferido de quienes se creen con derecho a marcar ellos cuál es el eje del debate y cuáles son las distancias. Hay mucho inquisidor disfrazado de campeón de las libertades públicas.
Si eliges socialismo es que no amas la libertad. Si te preocupa la economía es que no te importan los muertos
Primero te marcan el tablero en el que debe librarse la contienda, escogen las opciones que más convienen a su estrategia y te instan a elegir bando. ‘Libertad o socialismo’, ‘fascismo o democracia’, ‘salud o economía’. Todo lleno, por supuesto, de trampas. Si eliges socialismo es que no amas la libertad. Si no votas a Gabilondo es que blanqueas el fascismo. Si te preocupa la economía es que no te importan los muertos. Si defiendes las restricciones es que disfrutas viendo cómo los comerciantes se mueren de hambre. Y no ose usted cuestionar los ejes del debate que será lapidado en la plaza pública. Igual es contra este juego manipulador y perverso contra el que hay que rebelarse.
Hay dos bandos, sí. Pero no se corresponden con las opciones políticas. Se corresponden con una actitud y una forma de entender la vida. En un bando están quienes promueven las trincheras, el odio, el acoso y los linchamientos. En otro están quienes abrazan la racionalidad, la ilustración, la crítica solvente y el respeto. Pregúntese cada cual dónde quiere estar. O dónde está. Y en qué se nota.
"El empeño del gobierno es que se perciba como fascista al PP"
Sostiene el presidente del gobierno que todos nos hemos acostumbrado a la ultraderecha. Y hay que entender que el presidente se está refiriendo a él. Fue él quien ensalzó el sentido de Estado de Santiago Abascal hace menos de tres meses en el Congreso. ¿Se acuerda de esto, presidente?
Eran aquellos tiempos en que Vox había salvado de una derrota parlamentaria al gobierno y el discurso que tocaba era qué responsable es Vox y qué dispuestos estamos a dialogar con todos los grupos parlamentarios. ¿Se acuerda, vicepresidenta? Agradecida y emocionada.
Ahora el empeño del gobierno en campaña (directora de la Guardia Civil incluida) es que se perciba como fascista no a Vox, sino al PP. Que se identifiquen las cartas amenazantes con balas no con quien las envió, que aún no se sabe quién fue, sino con Ayuso por ir a necesitar a Vox para ser investida. Por eso Iglesias sostuvo en La Sexta Noche (otra entrevista en el grupo Atresmedia, que según él está comprado por la derecha, qué cosas) por eso sostuvo que el PP no ha condenado las cartas.
Marlaska: "El PP es una organización criminal"
El respeto a la verdad forma parte de la limpieza del debate público, o debería, también en las campañas. Pero está visto que es una batalla perdida. El moderado Grande Marlaska, apóstol del rigor desde su condición de juez, se permitió sentenciar ayer, sin esperar a que se celebre el juicio, los casos Púnica, Lezo y Aval Madrid. El PP es una organización criminal, dice el antes ponderado juez. Que añade, para no parecer menos que los demás, que en los últimos 26 años Madrid ha estado administrado por el gobierno del odio.
Odie usted al gobierno de los últimos 26 años en Madrid. Perdón, ministro, pero los madrileños que con su voto han respaldado durante 26 años a ese gobierno, ¿qué son, odiadores todos? Tampoco consta que usted mismo, entre 1995 y 2018, se haya rebelado mucho contra ese gobierno, entiéndame. Ayer habló como si fuera usted socialista de cuna... En fin, uno le coge gusto al mítin –--y a que le adulen por lo bien que mitinea--- y aparca toda su pretendida mesura y su pretendido respeto a la verdad.
Llegan a la política para aportar nuevos valores y a la vuelta de unos años son fotocopias de quienes los ficharon
Qué día se rebelarán estas personas que, procedentes de otros ámbitos, aterrizan en la política contra las doctrinas mitineras, la demagogia y las estrategias que les marcan los consultores. Cuando antepondrán la coherencia al cálculo electorero. Llegan a la política para aportar nuevos valores y a la vuelta de unos años son fotocopias de quienes los ficharon. Porque lejos de rebelarse para cambiar las cosas se dejan contagiar de los vicios de siempre: el eslogan falso, la satanización del adversario, la verborrea. Contribuyendo, ellos también, al embrutecimiento y a la trifulca. Equidistantes entre el rigor y la cháchara.