Teoría gubernamental sobre las partes y el todo. El todo, la patronal, es agente social y actor necesario de la sociedad civil -ay, la sociedad civil-, sobre todo cuando se pone de parte del gobierno y le firma un pacto. Las partes, cada una de las grandes empresas, son el capital, sobre todo si tienen la osadía de rebatir en público del discurso oficial sobre lo extraordinariamente bien que crece la economía española gracias a la acción benéfica de un gobierno al que no cabe negar aciertos y al que no cabe negar, sobre todo, su adicción al autoelogio.
Teoría gubernamental del conmigo o contra mí
Ejemplo práctico: si una organización empresarial, qué te digo yo, Fomento del trabajo, toma postura en favor de la amnistía le falta tiempo a Yo Yolanda para proclamar que todo el país anhela que sean investidos de una vez Sánchez y ella.
Ah, pero si a una gran compañía, qué te digo yo, Repsol, energética encima, de las del petróleo, o Iberdrola, energética también, de las de los beneficios caídos del cielo, se le ocurre discrepar en público de la política fiscal del gobierno entonces pasa a ser el capital, los estirados ejecutivos que supuran por la herida de su codicia cercenada.
Si una gran compañía se duele de su deterioro en bolsa por el anuncio de nuevos tributos, ah, entonces es la prueba de que les mueve la avaricia y el afán por torpedear al gobierno
Teoría gubernamental del conmigo o contra mí. Si una gran compañía presenta resultados magníficos, es la prueba de que España va como nunca, alabado sea el gobierno. Pero si una gran compañía se duele de su deterioro en bolsa por el anuncio de nuevos tributos, ah, entonces es la prueba de que les mueve la avaricia y el afán por torpedear al gobierno porque ya no son sociedad civil, son ¡la derecha económica!
Repsol ve a Portugal como un destino posible
Que se prepare Josu Jon Imaz, presidente de Repsol, y ex presidente del PNV (qué cosas). Hace meses que viene batallando contra los nuevos impuestos que impulsó el gobierno, pero ayer añadió que Repsol se plantea llevarse inversiones industriales a otro país.
En vista de que aquello que parecía temporal, el nuevo impuesto a las energéticas, va a ser permanente, o sea, para siempre según el programa de gobierno que han firmado Sánchez y Sumar. Hace un año publicó Imaz una tribuna en El País en la que rebatía los argumentos del gobierno, cargaba contra el impuesto, pero terminaba diciendo que ’en todo caso, Repsol continuaría invirtiendo todo lo necesario en España. Les doy mi palabra’, decía. Ayer lo que dijo es que, ante los vaivenes regulatorios de España, Portugal es un destino posible.
La última vez que una gran empresa sugirió que la inseguridad jurídica en España es un obstáculo salió el gobierno en tromba a repartir leña para prender en la hoguera a su presidente
La última vez que una gran empresa sugirió que la inseguridad jurídica en España es un obstáculo salió el gobierno en tromba a repartir leña para prender en la hoguera a su presidente, acuérdese de Ferrovial. Esta vez, por ahora, no ha excomulgado a nadie. La vicepresidenta Calviño se personó ayer en el Congreso de Directivos que se ha celebrado en Granada para predicar la buenanueva de la estabilidad que encarna el gobierno al que ella, aún, pertenece. Acuérdese de lo que dijo en este programa en vísperas de la campaña electoral: los mensajes que le hacían llegar ejecutivos de empresas suspirando porque la derecha no gobernara.
Claro que también dijo Calviño que todos sus colegas ministros de Economía europeos le ponían velas a la virgen para que Sánchez no dejara nunca de ser presidente. ¡Todos! Y eso que los gobiernos de izquierdas en Europa son minoría.
Los del Círculo y la amnistía es para nota
Si una organización empresarial, qué te digo yo, el Círculo de Economía catalán, se pronuncia en favor de la amnistía, entonces es sociedad civil, de la buena buena de verdad, la que rema en la dirección adecuada.
Lo de Círculo y la amnistía es para nota. No porque no tenga derecho a tomar la postura que mejor le parezca -que lo tiene, sólo faltaba- sino por el enredo en la manera de explicar que han dicho una cosa pero cabe interpretar que han dicho otra. La Vanguardia avanzaba ayer -lo contamos aquí- que el Círculo apoya la amnistía pero con condiciones: una, que el independentismo se comprometa a no embestir nunca más a los ciudadanos y sus derechos políticos (esto que eufemísticamente llaman la unilateralidad); la otra, es que haya consenso político sobre la amnistía, es decir, que el PP la respalde. Es sabido que a día de hoy no se cumple ninguna de las dos. De modo que visto así, el Círculo estaría apoyando una amnistía que no existe.
Si el Círculo de Economía catalán se pronuncia en favor de la amnistía, entonces es sociedad civil, de la buena buena de verdad
Pero el texto oficial no es ni mucho menos tan claro. No habla de condiciones, sino de deseos. ‘Sería deseable que la medida de gracia respondiese a un gran pacto de todos los actores políticos’. Deseable. ‘Los partidos nacionalistas deberían hacer un ejercicio de pragmatismo’. Deberían. ‘No procede insistir en un referéndum de autodeterminación’. No, no procede.
Amnistía con consenso y sin él, tambè
En el texto, no hay condiciones. Se está abogando por amnistiar y por rehacer el Estatut dotando a Cataluña de lo que el Constitucional le negó. Porque según la versión del Círculo, tan extendida entre los catalanes, aquí todo el problema empieza cuando el Constitucional anula algunos artículos del estatuto y rompe así, leo, ‘el consenso estatutario’. ¿Qué consenso? El Estatut no tenía el apoyo ni de Esquerra, que pidió el voto nulo, ni del PP, que representaba en aquel momento al cuarenta por ciento de los españoles. El Tribunal no rompió ningún consenso porque consenso nunca hubo. Tampoco en el Parlamento catalán, que aprobó, sin el PP, un texto que sabía que era inconstitucional.
El Tribunal no rompió ningún consenso porque nunca lo hubo. Tampoco en el Parlamento catalán, que aprobó, sin el PP, un texto que sabía que era inconstitucional
Amnistía con consenso y sin él, tambè. Ni la van apoyar 172 diputados de 350, ni el independentismo se va a comprometer a no volverla a liarla. Independentismo es también la señora Feliu, Asamblea Nacional Catalana, o el Consejo de la República, asociación ultrapuigdemómica, y sólo hay que ver cuál es el sentido de sus proclamas.
Independentismo no es sólo Esquerra, que dice que hay que poner en una ley que vulnerar la ley no fue delito (átame esa mosca por el rabo, Pedro). Independentismo no es sólo Puigdemont, que tiene dicho que él nunca renunciará a hacer lo que le dé la gana. El muy amnistiable Puigdemont, para el Partido Socialista. Para el Partido Popular, el molt respetable.