Hoy vuelve el rey a Valencia. No a los municipios devastados -dejaron pendiente él y la reina una visita a Chiva, incluso una visita a Paiporta, porque ya contamos que, en realidad, no pudieron adentrarse en las calles del pueblo por la situación de riesgo que se creó-, pero sí a las unidades militares que están trabajando en la zona -gigantesca zona- afectada.
Misma indignación pero con más sosiego
Es probable que si el rey pisara hoy los pueblos de la Huerta Sur encontrara la misma indignación de los primeros días pero expresada con más sosiego. Fruto no sólo de que la maquinaria pesada, y los servicios de emergencia, han ido llegando -medios públicos de las administraciones y a la vez, o antes aún, una abrumadora relación de aportaciones privadas: tractores, grúas, camiones cuba que fueron movilizados en el minuto cero por sus propios dueños-, no sólo, digo, porque los medios que hoy están a la vista son muy superiores a los que había en Paiporta hace dos domingos, sino porque el cansancio hace mella.
La queja, la denuncia, el reproche severo a quienes no supieron responder con diligencia a la riada ha calado tanto que ya no cabe hablar de desahogo
No ha aflojado el malestar, la reivindicación o la exigencia de responsabilidad a los gestores públicos; lo que ha aflojado es el tono en que se expresa la queja. Porque la queja, la denuncia, el reproche severo a quienes no supieron responder con diligencia a la riada ha calado tanto que ya no cabe hablar de desahogo. Es una convicción mucho más honda y duradera. Que no va a haber remodelación de gobierno que la levante.
Los planes de Mazón no pasan de remodelar su gobierno
Porque hasta ahí llegan -y de ahí no pasan- según se ve, los planes del presidente autonómico Mazón. Comparecer el jueves en las Cortes Valencianas, asumir que su impopularidad es manifiesta, entregar una o dos cabezas y mover de sillón a algún consejero o consejera. De paso puede prometer, si se anima, que no volverá a prologar las sobremesas en las que ofrece a periodistas que le gustan la dirección de la televisión autonómica. ¿Cómo es eso que dice el PP de no colonizar la televisión pública?
A Mazón le va a pasar todos estos días lo que le pasó ayer. Que citó el hombre a la prensa para hablar de lanzaderas y carreteras que se reparan y lo único que le preguntaban es por qué no dimite. Respondió con esta frase extraña que dice que va a tener que llegar un momento.
Citó Mazón a la prensa para hablar de lanzaderas y carreteras que se reparan y lo único que le preguntaban es por qué no dimite
Ah, que aún no la han revisado. Va a tener que llegar un momento más pronto que tarde. No, si ese momento ya llegó. Si los errores -más que errores, negligencias- han ido quedando a la vista en estas dos semanas. Si lo dijo su vicepresidenta Camarero este domingo.
Ni el uno lo pidió ni el otro lo decidió
Cree bien. Se ha publicado el minuto a minuto del martes, 29 y está a la vista lo que pasó. Y se ha publicado menos el minuto a minuto del miércoles, 30, y el jueves, 31, cuando Mazón tuvo en su mano solicitar que el gobierno de España asumiera la gestión, cuando Sánchez tuvo en su mano hacerlo para movilizar todos los recursos públicos y privados necesarios, y ni el uno lo pidió ni el otro lo decidió.
Va a tener que llegar un momento, dice Mazón. El momento, por supuesto, ya lo ha decidido él. Es el jueves, en su comparecencia en el parlamento autonómico. Tanta expectativa está generando él mismo que raro será que la montaña no acabe pariendo un ratón. A modo de anticipo, ya ha acreditado una curiosa forma de admitir errores, verán. Primero, diciendo que seguramente algún error ha habido a la vez que afirma que se avisó a tiempo de todo.
Hacerle la autocrítica a los demás
Entonces, los errores cuáles fueron. Múltiples avisos. Y segundo, esto de aludir a todas las administraciones. No es que quiera reconocer errores propios, es que quiere hablar de los errores de los otros. Esto tan conocido de hacerle la autocrítica a los demás.
No es que quiera reconocer errores propios, es que quiere hablar de los errores de los otros. Esto tan conocido de hacerle la autocrítica a los demás
No haber tenido mejor información del barranco del Poyo, que lo sepas, Confederación Hidrográfica, Teresa Ribera. Autocrítica, ya les digo. Es verdad que toda la preocupación la tenían puesta los gobernantes en la presa de la Forata, tanto que el aviso a los móviles se envió por la presa, no por el barranco que para entonces ya se había desbordado e inundado decenas de pueblos sin que nadie hubiera tenido a bien informar a la población de nada.
El presidente Sánchez, que a diferencia del rey no tiene intención de regresar a Valencia -él se ha ido a Bakú, a la cumbre del clima en avión contaminante-, dijo ayer que habrá que establecer responsabilidades políticas, en su día, tanto en las Cortes Valencianas como en las Cortes Generales. Que no sé si es una forma de admitir que también su gobierno ha estado lento o poco afinado.
Será Sánchez quien le haga la autocrítica al resto
Si es en las Cortes Generales es que él también tiene errores -o negligencias- que asumir, aunque conociendo los antecedentes, será Sánchez quien le haga la autocrítica al resto. Y quien presuma de haber contrarrestado los bulos y a los ultraderechistas, que son sus dos ideas fijas.
Está bien que el presidente defienda el trabajo de los servidores públicos, los bomberos, los policías, los soldados. Pero cuando hace doce días los damnificados de la Dana se dolían de no verlos limpiando ya sus calles y buscando a sus muertos no les estaban reprochando pasividad a ellos, se la estaban reprochando a quienes les dan las órdenes.
Cuando el primero de noviembre, por ejemplo en este programa, vecinos de Alfafar, incluido el alcalde, se preguntaban dónde está el Ejército no estaban censurando a los militares, es obvio, estaban censurando a los gobernantes que aún no se los habían enviado.
La prioridad del gobierno estaba en amarrar los sillones de RTVE
Defender el Estado, y su capacidad de respuesta, es una noble tarea. Hacer visible ante los ciudadanos devastados esa capacidad en las horas siguientes a una tragedia es la mejor vacuna contra las desinformaciones. No fueron los vecinos de estos municipios los que, víctimas de una campaña ultra, se dejaron convencer de que las administraciones los habían maltratado. Si acaso fue la campaña la que pudo alimentarse del convencimiento al que habían llegado decenas de miles de afectados por sí solos.
¿Quién contribuyó aquel día a alimentar la idea de que setenta municipios devastados por una riada histórica no alcanzaban a ser una prioridad para el Estado?
Ya habrán tenido tiempo los dos partidos que gobiernan España para entender hasta qué punto escoció que su prioridad, el día siguiente a la riada, fuera amarrar los sillones de Radio Televisión Española para periodistas afines o asimilados. Aquella imagen de los ministros en el banco azul, recibiendo instrucciones de la Moncloa, para seguir adelante con la maniobra de ocupación de la radio televisión pública. Aquel día también pudo aplicarse la frase de Sánchez.
Estaban a lo que estaban. Quién contribuyó aquel día a alimentar la idea de que setenta municipios devastados por una riada histórica no alcanzaban a ser una prioridad para el Estado, presidente, quién contribuyó.
Teoría y práctica de la empatía. Dime de qué presumes y te diré quién no entendió nada
Yolanda Díaz se dolió ayer de la falta de empatía que percibe en el presidente de los empresarios. Empatiquísima la vicepresidenta. ¿No fue su diputada Aina Vidal quien dijo aquel día que el pleno debía seguir porque los diputados no iban a ir a achicar agua? Teoría y práctica de la empatía. Dime de qué presumes y te diré quién no entendió nada.