A ver si al final el PP va a apoyar la amnistía. A ver si aún vemos a Feijóo citándose con Puigdemont en el Majestic. Es ironía. Bueno, no sé si a Alejandro Fernández, líder del PP catalán a la espera de depuración, le parecerá que de ironía va teniendo poco.
Al PP le conviene que haya amnistía
Hace días les conté que hay una tesis que alimentan algunos partidarios de la amnistía (y de cualquier cosa que haga Sánchez) y que está teniendo eco, sobre todo, en La Vanguardia de Barcelona. La tesis es ésta: al PP le conviene que haya amnistía. Dices: que le conviene, ¿por qué, para seguir atizando a Sánchez? No, porque con la amnistía quedaría todo el procés atrás, como si nunca hubiera ocurrido, y así podría el PP retomar su histórica relación con la derecha nacionalista catalana (ahora derecha independentista), tan histórica al menos como la relación del PSOE, y podría así forjar nuevas alianzas que le aportaran los diputados que aún no tiene para llegar a la Moncloa.
En palabras del lunes del gurú Iván Redondo, que sería amnistiado también el PP. Porque el PP es el responsable, según la distorsión histórica construida por el independentismo, y abrazada por el PSOE de ahora, de que en 2017 la Generalitat de Cataluña se echara al monte.
Ayer ocurrió algo inusitado. Alberto Núñez Feijóo tuvo palabras de elogio para Carles Puigdemont
La tesis ésta -venga, PP, que a ti también te conviene- podía parecer, hasta ayer, un truco bastante burdo para alimentar la otra tesis, ésa de que la amnistía es un paso deseable para el reencuentro y la convivencia, no para que Sánchez se reencuentre con los diputados que aún no tiene para ser investido porque se quedó muy corto en las urnas.
Pero ayer ocurrió algo inusitado. Alberto Núñez Feijóo tuvo palabras de elogio para Carles Puigdemont (pero qué me estás contando). Coloquio en Barcelona de Nueva Economía Forum. Le formulan a Feijóo la última pregunta.
Normalizar la relación con Junts, en eso está ahora el PP
¡Para, para la cinta!, como diría García. Esto que acaba de decir Feijóo ya es interesante. Los contactos no personales ni directos pero sí indirectos. Cuánta salvaguarda para referirse a los contactos. El PP que está todo el día reclamándole a Sánchez que hable claro podía empezar por aplicarse el cuento. ¿Qué contactos han sido ésos? ¿Entre quiénes? ¿A iniciativa de quién? Estos contactos son de primeros de septiembre. Estamos terminando octubre y aún no se ha animado el PP a ponerle letra pequeña a esta música de fondo.
Dice Feijóo: Puigdemont no nos ha mentido. Puigdemont. No serían tan indirectos entonces los contactos. No nos ha mentido, ¿en qué? Cuéntenos. Con normalidad, que en eso estamos, en normalizar la relación con Junts. Vale para Feijóo la misma pregunta que nos venimos haciendo con Sánchez: ¿Puigdemont es interlocutor? Procesado en rebeldía, líder de una sedición, para el PP, ¿Puigdemont es interlocutor? Dale otra vez a la cinta, ingeniero.
Entre Sánchez, que miente y miente, y Puigdemont, que siempre dice la verdad, se diría que Feijóo se queda con el segundo
Pues menos mal. Por dos veces manifestó Feijóo su respeto a Puigdemont. Desde la discrepancia, respeto. Porque respeta a todos los ciudadanos de su país. ¿A todos, autores de delitos graves incluidos? El trato, como se ve, fue de guante de seda. Entre Sánchez, que miente y miente, y Puigdemont, que siempre dice la verdad, se diría que Feijóo se queda con el segundo. Sí que está provocando escenas inesperadas el asunto éste de la amnistía.
Para Feijóo Junts es Convergencia i Unió víctima de un arrebato
Normalizar es el verbo de moda. Y el único que coinciden en utilizar Sánchez y Feijóo. Igual por ahí podían empezar a explorar algún acuerdo. Se diría que para Feijóo Junts per Cataluña es Convergencia i Unió víctima de un arrebato, o de una enajenación temporal que no impide que siga defendiendo una política económica pareja a la del PP.
Sin ánimo de estropear el idilio, ni Junts per Cataluña es Convergencia -eso, en todo caso, es Artur Mas, que es quien se inventó lo del PDeCat para sacudirse el legado de la corrupción- ni tiene más política económica que independizar Cataluña para que toda la riqueza que genera en Cataluña se quede en Cataluña, tantas décadas, ¿verdad?, de expolio para socorrer económicamente a la España atrasada y sin que nadie, siquiera, se lo agradezca.
Podrá coincidir con el PP en votaciones puntuales en el Congreso, y para el PP siempre será una satisfacción que Sánchez palme, pero la política económica de Junts, como la política social, como la política exterior, consiste en que Cataluña deje de formar parte de España, opine lo que opine la mayoría de los españoles.
Puigdemont, el hombre que siempre dice la verdad
Convertir a Puigdemont en el hombre que siempre dice la verdad, a diferencia de Sánchez, es una broma de mal gusto. Eso lo podrá decir Toni Comín, o Miriam Nogueras, o Pilar Rahola. El resto de la Humanidad, no. ‘En nuestros contactos nunca nos ha engañado’. A ver, Puigdemont lleva engañando a todo el que le escucha desde hace seis años.
· Cuando Puigdemont dice que la legislación internacional avala el derecho de Cataluña a autodeterminarse no dice la verdad.
· Cuando Puigdemont dice que el pueblo catalán es soberano y por eso puede decidir libremente su futuro al margen de España no dice la verdad.
Cuando Puigdemont dice que el Estado español es represor -ésta que la responda el PP-, ¿está diciendo la verdad?
· Cuando Puigdemont dice que el Estado español es represor -ésta que la responda el PP-, ¿está diciendo la verdad? ¿Cuándo dice que en España hay presos políticos? ¿Cuándo le dijo a Urkullu que convocaría elecciones en lugar de proclamar la independencia? ¿Cuándo hizo creer a los catalanes que permanecería en la Generalitat tras proclamarla y se largó a Marsella en el maletero, dijo acaso la verdad? Cuando se hace llamar presidente de la República Catalana en el exilio, ¿acaso no miente? Puigdemont, ese hombre franco y confiable. (Pero qué me estás contando).
¿El PP se sentará con Puigdemont para forjar alianzas?
El PP no está a favor de la amnistía. La combatirá por tierra, mar y aire. Pero la pregunta empieza ya a no ser ésa. La pregunta es: una vez que la amnistía se consume -porque se consumará- y que Puigdemont quede libre de responsabilidad penal y aparezca en Barcelona rehabilitado, ¿el PP se sentará con él a negociar cómo hacerle la puñeta a Pedro Sánchez? ¿El PP se sentará con él a intentar forjar alianzas?
Una vez amnistiado Puigdemont, desde la discrepancia pero con exquisito respeto, ¿reservará Feijóo habitación en el Majestic?