OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "San Pinganillo"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el uso de las lenguas cooficilaes en los plenos del Congreso, cambio que se estrena a partir de hoy, justo cuando el ministro Albares viaja a Bruselas para oficializar el catalán en la Unión Europea.

Carlos Alsina

Madrid | 19.09.2023 08:30

San Judas Tadeo no se celebra hasta finales de octubre, pero dado que es el patrón de los imposibles, igual le conviene al ministro Albares llevar una estampita en el bolsillo a ver si suena la flauta. Después de todo, y como viene diciendo la parroquia independentista, todo aquello que parecía imposible se ha ido haciendo real fruto de la precariedad parlamentaria del nunca bien ponderado gobierno progresista. (Lo imposible se hizo carne y habitó entre nosotros, ahí tiene usted a Junqueras).

Desembarca el sargento Albares hoy en Bruselas en misión especial encomendada por su jefe. A partir de esta hora, libra ante sus colegas la primera gran batalla de la investidura de su jefe: hacer del catalán una de las lenguas oficiales del babel europeo.

El evangelio de San Pedro

Gasta el ministro un tono sedoso y aleccionador, como de capellán castrense, ¿verdad?, que hoy agradecerán -o no- sus colegas europeos. Es a ellos a quienes le ha encomendado Sánchez que conquiste. José Manuel, no abandones la reunión sin algo que entregar a Puigdemont, que nos va la vida en ello y, por tanto, tu cabeza. Albares, a evangelizar Europa con el nuevo testamento de la investidura de Pedro. Cuyo primer y único versículo es éste al que puso voz el domingo, día de misa, el monaguillo Formoso, del PSOE gallego: "Haz lo que tengas que hacer".

El evangelio de San Pedro. Hágase lo que se tenga que hacer. Con tal de que siga reinando Pedro.

El evangelio de San Pedro. Hágase lo que se tenga que hacer. Con tal de que siga reinando Pedro

Esto que acaba de empezar en Bruselas se llama Consejo de Asuntos Generales, pero tratará sobre asuntos particulares. Uno, en concreto. Particularísimo. El precio de la investidura de Sánchez. Bueno, la primera letra del pago, que puede parecer la más liviana (palidece al lado de una amnistía o un referéndum a la medida indepe) pero que es la que no está en manos sólo de Sánchez y sus aliados parlamentarios, todos ellos partidarios de decirle que sí a Puigdemont pida lo pida, aunque sea la luna. Lo de hoy está en manos de los colegas europeos, y ahí ya hay más diversidad ideológica. (Hay gobiernos europeos de derechas, aunque Caviño no se lo crea). Y hay, por tanto, más obstáculos. Y otros intereses.

Tal como viene pasando con la amnistía en España, hoy nadie estaría hablando en Bruselas de las lenguas no oficiales de no ser porque Sánchez y su segunda marca, Yolanda Díaz, se quedaron los dos cortos de escaños (sobre todo, ella). En cinco años no se le ha conocido al ministro Albares mayor urgencia por el catalán, el euskera y el gallego. Pero como se quedaron cortos de votos, las condiciones de Puigdemont se han convertido en la biblia de la investidura.

Entiendo que, a estas alturas, el gobierno en funciones (en funciones de rehabilitación y blanqueo del prófugo) ya habrá puesto a los demás gobiernos europeos en antecedentes. Penales. Y en situación, para que entiendan a qué vienen ahora las prisas para que tres lenguas que no son oficiales en todo el territorio español -lo son en algunas comunidades- sí lo sean en las instituciones europeas.

Será por dinero, eso lo pone el Estado español

Va preparado el ministro por si algún colega pesetero le sale con que esto de meter tres lenguas más encarecería muchísimo los procedimientos. Pero hombre, será por dinero, eso lo pone el Estado español, que como diría Puigdemont está podrido; de dinero. Si se quiere, se puede. Sí, se puede.

Podrá el ministro decir a sus colegas: mirad lo que está pasando hoy mismo en el Congreso de los Diputados. Donde antes se hablaba en español, ahora se habla en la lengua que uno quiera. ¿Y qué problema ha habido? Que hemos tenido que contratar intérpretes, vale. Mejor, éste es un gobierno que crea empleo. Doce intérpretes. Autónomos, todos. No, falsos autónomos no, ¡qué diría Yolanda! Indefinidos tampoco, aunque lo diga Yolanda.

Doce intérpretes. Autónomos, todos. No, falsos autónomos no, ¡qué diría Yolanda! Indefinidos tampoco

Es verdad que para el estreno hemos tenido que alquilar pinganillos porque no nos daba tiempo a comprarlos, pero si les digo la verdad, en este Congreso con que entiendan los debates veinte diputados es más que suficiente. ¿No ven que los demás aceptan mansamente su condición de peones? Con entender lo que manda el jefe de grupo les vale. Es que no sé qué ha dicho, no tengo pinganillo. Da igual, tú aplaude. Yo es que el euskera no lo hablo. Tú calla y abuchea. Es un congreso de altavoces que reproducen la voz del jefe.

Vuelve Junqueras al Congreso de los Diputados

El estreno, ya lo ha avisado Francina Armengol, puede ser accidentado porque ha habido que hacer en dos semanas lo que se no se había hecho en dos décadas (alabado sea San Judas Tadeo), pero lo que importa es el gesto. El gesto de decirle a Puigdemont: lo que tú quieras, sea.

Aprovechando, por cierto, que Puigdemont no estará en Madrid esta mañana -porque si pisa España hay que detenerlo-, quien sí va a estar es Oriol Junqueras. Para ser testigo de la Historia. Para proclamar que estamos ante un hito superior a cualquier otro conocido. Y para que no parezca que aquí todo lo está consiguiendo Junts. ¡Que ellos también lo pusieron como condición, hombre!

Ahora, en el corazoncito del presidente, al Oriol lo haya desplazado el Carles. No te lo tomes a mal, Junqueras; no es amor, son negocios

Vuelve Junqueras al Congreso de los Diputados. Como en 2019. Cuando aún estaba preso -cuando Sánchez tomaba por insidioso a quien sugiera que podría indultarlo- y cuando se acercó al escaño del presidente para susurrarle aquello de ‘tenemos que hablar’. Desde entonces no han parado. Aunque ahora, en el corazoncito del presidente, al Oriol lo haya desplazado el Carles. No te lo tomes a mal, Junqueras; no es amor, son negocios.

La negociación de las investiduras está siendo una fuente de sorpresas

La negociación de las investiduras está siendo una fuente de sorpresas. Feijóo se vio con Ortúzar hace doce días pero no quiso que se supiera. ¿Por qué? El mismo Ortúzar se fue la semana pasada a Waterloo y no paró de hacerse fotos con Puigdemont. De socio a socio.

Yolanda Díaz es feliz retratándose con Puigdemont, pero rehúsa contar nada de lo que se dijeron. El PP rehúsa explicar de qué habló en sus contactos con Junts. Y rehúsa explicar casi todo lo demás: dice Cuca que ellos no radian todo el día lo que hacen. Pues oiga, radien, radien. Salvo que tengan algo que ocultar. El PSOE dice que no está negociando aún con Junts, pero hoy tiene al ministro Albares cumpliendo con lo que ya está negociado. Está resultando todo un ejercicio encomiable de transparencia y rendición de cuentas. Menos mal que llegó el 15M, llegó la nueva política y cambiaron los usos y costumbres del pasado.

Ay Pedrito, que no cunda el pánico, que aún tienes posibilidades

Si hoy lo de Bruselas no prospera, siempre podrá regodearse Puigdemont en que Sánchez no es tan líder europeo como él cree para, a renglón seguido, tener un gesto de piedad y no dar por descarrilada aún su investidura. Como diría Pilar Rahola, ay Pedrito, ay Pedrito. Pero que no cunda el pánico, que aún tienes posibilidades.

Alsina, sobre el precio de la investidura de Sánchez: "Hágase lo que se tenga que hacer"