Víspera del día del prodigio en el que el Congreso de los Diputados alumbrará una propuesta conjunta de los dos grupos mayoritarios de la cámara, qué me estás contando.
PP y PSOE promueven juntos la reforma de la Constitución
El PP y el PSOE, doscientos cincuenta y ocho diputados de trescientos cincuenta, promueven juntos la reforma de la Constitución (bueno, reforma, cambiarle una palabra) para que los discapacitados sean denominados así en lugar de disminuidos, que en el 78 era la forma de referirse a las personas con discapacidades pero hoy se percibe como peyorativo u ofensivo.
El prodigio de que los dos grupos principales estén de acuerdo en cambiar algo de la Constitución se explica, como se ve, en que no hay nadie que no aplauda el cambio y en que tanto la reforma como el acuerdo se limita a eso. Dices: poco mérito tiene entonces. Bueno, les ha llevado varios meses poner el huevo. Por el riesgo, llamémoslo así, de que propuesta una reforma otros grupos pidieran reformar otros artículos, oh cielos.
El prodigio de que los dos grupos principales estén de acuerdo en cambiar algo de la Constitución se explica en que no hay nadie que no aplauda el cambio
También están todos los grupos parlamentarios de acuerdo en que se ha quedado vieja, e incongruente con la igualdad del hombre y la mujer que la Constitución consagra, la prevalencia del varón en la línea sucesoria de la Corona. Pero estando todos de acuerdo en que hay que cambiarlo, ni se ha cambiado (hace dieciocho años ya que nació Leonor) ni va a cambiarse porque ésa sí que es una reforma que requiere procedimiento largo y afecta a un aspecto esencial, el régimen político de España, monarquía parlamentaria, con el que todos los grupos que han investido al actual presidente, salvo el PSOE, quieren acabar.
Escuchar al presidente hablar de la verdad siempre es sugerente
Iniciamos la semana en la que el Parlamento cambiará una palabra de la Constitución con esta revelación que hizo el presidente Sánchez en su entrevista de ayer con Pepa Bueno y Carlos E. Cué en El País. El axioma.
Escuchar al presidente hablar de la verdad siempre es sugerente. Y explicar lo que para él es la verdad, aún más.
La impresión de que el propio presidente no sabe qué es lo que ha aceptado delegar
La verdad de las cosas. Intentaron los entrevistadores, a base de repreguntar, que el presidente explicara qué competencias estatales en inmigración son las que ha aceptado delegar a la Generalitat de Cataluña. Y por qué, qué le hace pensar que sea acertado delegarlas. Lo intentaron pero no hubo manera. Hasta el punto de dejar en el lector -al menos en este lector que les habla- la impresión de que el propio presidente no sabe qué es lo que ha aceptado delegar.
Le hacen ver en primer lugar los entrevistadores que no está claro lo pactado. ‘No hay transparencia’, le dicen. Replica Sánchez: ‘Perdone, la hay. El acuerdo es transparente y conocido, están ustedes opinando de él. Si uno lee el párrafo del acuerdo es bastante evidente lo que estamos diciendo’. Aquí está el primer elemento llamativo. El presidente pide leer el párrafo del acuerdo, pero ocurre que no existe ningún documento del acuerdo. No, al menos, firmado y difundido ni por el PSOE ni por el gobierno. El único papel que sigue habiendo, cinco días después, es el comunicado de prensa que difundió Junts per Catalunya.
El presidente pide leer el párrafo del acuerdo, pero ocurre que no existe ningún documento del acuerdo
Sigue la entrevista. ‘Pero, entonces, ¿Cataluña va a poder expulsar inmigrantes? Responde Sánchez: ‘No, eso compete a la administración central’.
Claro, hoy la expulsión compete a la administración central. Por eso hace falta que el Estado delegue esas competencias para que pueda ejercerlas un gobierno autonómico. Y por eso Junts dice que justo eso es lo que ha aceptado el PSOE, delegarlas. ‘¿Y entonces qué es lo que delegan?’, repreguntan los entrevistadores. Y dice Sánchez: ‘Pues lo que está reconocido en el Estatuto de Autonomía en materia migratoria’. Y añade: ‘Las competencias compartidas no son ni una cesión ni un chantaje’. Ignoro si Pepa y Cué salieron de la Moncloa habiendo despejado sus dudas sobre esta cuestión o todavía con más dudas.
Junts es derecha y se deja arrastrar por la ultraderecha
El Estatut lleva en vigor quince años. Es una ley orgánica. Lo que Junts reclama no es que se traspasen competencias pendientes, es que se deleguen competencias que hoy son estatales. Por ejemplo, sí, el control de flujos migratorios, la residencia y los cupos. Y para eso hace falta, como explicó la vicepresidenta uno Montero, una ley orgánica.
Curiosamente, esto que Sánchez pretende hacer pasar por un trámite -las competencias que ya recoge el Estatut- a su hombre en Cataluña, Salvador Illa, le lleva a preguntarse qué competencias son y para qué las quiere Junts. Y le lleva a calificar, bienvenido al club, a Junts como la derecha catalana. Quiere decir derecha catalana independentista.
El PSOE ha confiado la gobernabilidad del país a la derecha independentista secuestrada por la extrema derecha independentista
Junts es derecha y se deja arrastrar por la ultraderecha. Del PP gusta de decir el PSOE que está secuestrado por la ultraderecha. Sólo que con Junts no sólo tiene firmado un pacto de legislatura (eso dijo Cerdán) el PSOE, sino que expresamente le acaba de firmar un pacto en esta cuestión que, según Illa, es la que le marca la extrema derecha.
Habrá que preguntarle, entonces, a Illa qué le parece no lo que ha hecho Junts, sino lo que ha hecho el PSOE. Quiero decir, que si Junts es la derecha catalana secuestrada por la extrema derecha catalana, no le parecerá mal a Illa que resumamos el panorama general de este modo: el PSOE ha confiado la gobernabilidad del país a la derecha independentista secuestrada por la extrema derecha independentista.
Comienza la carrera por ser el candidato a presidente de EEUU
Iowa debe su nombre a la tribu de los dormidos. Y cada cuatro años es en Iowa donde se inicia la carrera por el título de candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Hoy empieza para el Partido Republicano, que es el que tiene interés porque en el Demócrata se da por hecho que el candidato será el presidente en ejercicio, Joe Biden (todo será que al final no lo sea, pero bueno).
En noviembre votarán los estadounidenses a quien prefieren de presidente. De aquí al verano lo que votan, estado a estado y en primarias, es a quienes prefieren de aspirantes. Las primarias, esa fórmula de hacer criba que fue importada a la política española en los años del no nos representan y abajo la casta, que abrazó con entusiasmo el PSOE en su proceso de reconversión para evitar el sorpasso de Podemos (qué tiempos) y que hoy sobrevive, la fórmula, más sobre el papel que en la realidad porque competiciones de verdad, dentro del PSOE, hace tiempo que no existen. Los candidatos se deciden donde se deciden, como bien sabe Tudanca.
Entre los votantes del Partido Republicano Trump es, de largo, el favorito
Y entonces, ¿qué? ¿A quién entregará el Partido Republicano de los Estados Unidos, la derecha, su candidatura? Pues de momento, y según las encuestas, a Donald Trump. ¿Otra vez? Sí, eso parece. ¿Pese a lo de 2021, sembrar la sospecha sobre el escrutinio, no reconocer al ganador, dejar hacer al grupo de fanáticos que asaltó el Capitolio? Sí, sí, eso dicen los sondeos. Que entre los votantes del Partido Republicano Trump es, de largo, el favorito.
Las encuestas de ayer de la CBS y la ABC le atribuyen el 70% de las preferencias. El siguiente clasificado está en el 14%, se llama DeSantis. ¿Y por qué? Porque le ven más fuerte y más cualificado que cualquier otro aspirante. ¿Con causas judiciales pendientes y un grado de aprobación durante su mandato del 40%? Exactamente.
Las encuestas son desoladoras para Biden
Aquella primera conclusión que sacamos aquí en la noche electoral de 2020, el Partido Republicano tiene que emanciparse del trumpismo, queda claro que nunca se cumplió. Pero la encuesta es desoladora para el actual presidente. Biden perdería el pulso con Trump, 48-50, pero es que lo perdería también con los otros aspirantes: De Santis 48-51, y la señora Haley, 45-53. Ella es mucho menos popular que Trump entre los republicanos pero le sacaría más ventaja, ocho puntos de ventaja, a Biden. Cuyo grado de aprobación es hoy del 33%, por debajo del que tenía Trump.
El fundador del trumpismo debe de verse jovencísimo al lado de Biden, 81, porque le ha montado una campaña de descrédito burlándose de la Casa Blanca como si fuera una residencia de mayores
El fundador del trumpismo tiene 77 años, pero debe de verse jovencísimo al lado de Biden, 81, porque le ha montado una campaña de descrédito burlándose de la Casa Blanca como si fuera una residencia de mayores. Es edadismo y es trumpismo, pero sabiendo lo que hace porque al 75% de los estadounidenses les parece que, con ochenta años, se es demasiado mayor para aspirar a otros cuatro años de mandato.
En noviembre sabremos, en caso de que Trump consiga ser candidato de nuevo, si los estadounidenses prefieren a un octogenario con tal de que no vuelva a ser presidente del del pelo naranja.