El día de Leonor.
Siete grados y cielo cubierto, a esta hora, en la Carrera de San Jerónimo de Madrid. Esta calle modesta que hace cuatrocientos años ya servía a los madrileños para ir de la Puerta del Sol a la iglesia de los Jerónimos pasando por delante del convento en cuyo solar se alza, desde hace 173 años, el Palacio del Congreso. Hoy están permitidas todas las evocaciones históricas. De hace cuatrocientos años o dieciocho. Porque fue hace dieciocho, 2005, cuando una recién nacida se sumó, berreando, a la España que ya entonces madrugaba.
De nada, majestad. El recuerdo de lo que sucedió a las seis de la mañana de un 31 de octubre de hace dieciocho años. Nació Leonor. Hasta ese momento no se supo que lo que venía era una niña. Bueno, el padre confesó que tardó un rato en saber lo que era.
La niña nació infanta y llega a la mayoría de edad como princesa
La niña nació infanta y llega a la mayoría de edad como princesa. Porque entre medias se produjo la abdicación del rey Juan Carlos y la proclamación, en este mismo edificio, del rey Felipe. Hay una línea histórica que conecta estos tres momentos: el nacimiento de Leonor, la llegada al trono de su padre y el juramento (o promesa) de la Constitución que se producirá dentro de tres horas.
Con la mayoría de edad llega la responsabilidad plena que una persona tiene de sus actos. Y ésa es la responsabilidad de que la hoy levantan acta las Cortes: el compromiso, no sujeto a vaivenes, ni interpretaciones, ni cambios de opinión, que hoy asume la heredera ante (y con) el Parlamento. El compromiso de que todos sus actos serán acordes a la Constitución sin la que ni su padre sería jefe del Estado ni ella sería su heredera.
El compromiso, no sujeto a vaivenes, ni interpretaciones, ni cambios de opinión, que hoy asume la heredera ante (y con) el Parlamento
(Paréntesis: quién nos iba a decir hace dieciocho años que Leonor alcanzaría la mayoría de edad sin que se hubiera extirpado de la Constitución la anacrónica prevalencia del varón sobre la mujer en el derecho sucesorio; dirigentes políticos que habéis representado a este país las últimas cinco legislaturas, o seis, asumid hoy con bochorno que ni siquiera una reforma tan requerida como ésa haya podido plantearse por temor a abrir otras cajas con otros truenos; y a no saber gobernarlos).
Un acto para recibir el compromiso de la heredera
Este acto de hoy, una sesión parlamentaria dedicada exclusivamente a recibir el compromiso de la heredera, fue diseñado hace treinta y siete años por un profesor socialista llamado Gregorio Peces Barba. Peces Barba es el padre de este acto institucional. Fue él quien entendió que era un acto del Parlamento que representa al único soberano que existe, que es el pueblo. No es un acto del gobierno (aunque participe el presidente del gobierno) y no es un acto de la corona (aunque quien jura lo hace porque está llamada a recibirla).
Es un acto del Parlamento que proclama la prevalencia de las Cortes sobre cualquiera otro de los poderes del Estado. Más aún sobre la Corona, cuyo poder no es tal, arbitra y modera. (Esto que no quieren entender los diputados y ministras que hoy sabotean).
Peces Barba es el padre de este acto institucional
Cuando Peces Barba dejó la política escribió un libro sobre su experiencia. En él narró cómo el diseño de este acto de jura le procuró un montón de disgustos. Con quienes pretendían, por ejemplo, que el príncipe vistiera uniforme militar. O con quienes, en la Moncloa, pretendían que el protagonismo lo tuviera el presidente del gobierno, Felipe González. Felipe llevaba sólo cuatro años gobernando, pero ya le achacaba Peces Barba un liderazgo tan exaltado por sus propios que hacía pensar que lo único importante en España era el presidente y que todos los demás no eran sino sus peones.
Releer a Peces Barba hoy es comprobar que algunas de nuestras averías más notables ya estaban ahí hace cuarenta años
Un poder solitario y sin límites, dice, que conduce a que en el Partido Socialista ya no quepa el criterio propio. Releer a Peces Barba hoy es comprobar que algunas de nuestras averías más notables ya estaban ahí hace cuarenta años.
Cito otra que le quitó el sueño: el riesgo de que la mesa del Congreso, y la presidencia del Congreso, acabaran convertidas en una mera correa de transmisión de las direcciones de los partidos. Que la presidencia del Congreso, en lugar de emanciparse del grupo parlamentario al que pertenece quien la ejerce, quedara reducida a la triste condición de delegada del gobierno para el control de las Cortes Generales. O sea, lo que desde hace años y años y años venimos viendo.
Más que socio, en realidad, Puigdemont es el mentor
El número tres del partido que gobierna España acudió ayer, sin informar a la prensa, a presentar sus respetos a un ciudadano procesado por corrupción en rebeldía. El procesado en cuestión reclamaba un documento gráfico que acredite que así como la Justicia española es un prófugo presunto autor de varios delitos graves, para el partido que gobierna España es un socio. Con todas las letras, presidente, que luego llega las campañas y se queja: con todas las letras, s-o-c-i-o.
Puigdemont, el hacedor de presidentes. El huido que con sus siete votos en un Parlamento de 350 ha ungido a Sánchez como su elegido
Más que socio, en realidad, Puigdemont es el mentor. El hacedor de presidentes. El huido que con sus siete votos en un Parlamento de 350 ha ungido a Sánchez como su elegido. Con todas las letras: s-o-c-i-o. El socio buscado por la Justicia y encontrado por Santos Cerdán. Foto de familia sin periodistas presentes, sin declaraciones, sin convocatoria previa. A escondidas, presidente, tanta transparencia y tanta gaita. ¿El fotógrafo quien era, Toni Comín? ¿El vídeo por qué no tiene audio? ¿El comunicado por qué no dice de qué hablaron? ¿Cuándo irá Sánchez en persona, como si fuera Yolanda?
El reencuentro total, el del PSOE con el prófugo
Qué papelón el de los tres socialistas cautivados por Puigdemont en su despachito y con una foto gigante en la pared a mayor gloria del primero de octubre. Qué papelón el de Iratxe García, presidenta del grupo socialista en el Parlamento Europeo. Los años que se ha pasado predicando entre los eurodiputados de todos los países que Puigdemont no era un exiliado, ¿verdad, Iratxe?, no era un exiliado sino un prófugo. Años y años refutando el relato independentista sobre el primero de octubre, sobre el Estado represor, sobre los presos políticos para acabar sentadita de su mano, en su salita, en su sofá y ante una exaltación de la embestida contra el Estado.
Años y años refutando el relato independentista sobre el primero de octubre, sobre el Estado represor, para acabar sentadita de su mano, en su salita, en su sofá y ante una exaltación de la embestida contra el Estado
Esto debe de ser el reencuentro total del que habló Sánchez el sábado. El reencuentro del PSOE con el prófugo al que ahora dan tratamiento, en su comunicado, de president Puigdemont. Ver para creer, Iratxe. President Puigdemont. Lánzate ya del todo y llámale president en el exili. Qué menos. ¿Cómo era aquello otro de lo que advertía Iratxe a sus colegas? La inquietante conexión de Puigdemont con la extrema derecha y con Rusia. Ahora es con la extrema derecha, con Rusia y con Iratxe.
Puigdemont es un procesado por corrupción que en España sería detenido
El reencuentro del testaferro de Sánchez con el president Puigdemont (peaje) se ha producido en terreno de Junts (peaje) y con foto y vídeo en los que Puigdemont sonríe y ríe (peaje, peaje). No ha podido haber reunión ni en Madrid ni en Barcelona porque si Puigdemont se planta aquí lo detiene la policía judicial como procesado que es en rebeldía. Porque éste es el asunto, diluido por el PSOE como si lo único relevante fuera que ya está hecha la investidura. Éste es el asunto: que Santos Cerdán, capataz del PSOE, se tuvo que ir a presentar sus respetos a su nuevo socio progresista a Bruselas porque Puigdemont es un procesado por corrupción que en España sería detenido.
Por qué la foto de la boda parece un funeral
Se preguntaba, con tino, Rafa Latorre anoche por qué esos rostros tan mustios de los tres embajadores socialistas. Por qué ese envaramiento. Por qué la foto de la boda parece un funeral. Si están sentando las bases para cuatro magníficos años de progreso. Si es, en el nombre de España, lo que España ha pedido, como un clamor, en las urnas. Si es el comienzo de la resolución, por fin, del conflicto.
Si esto es la reconciliación, la convivencia, ¡cerrar heridas!, ¿por qué parecen tres corderos en el altar sacrificial?
Si esto es la reconciliación, la convivencia, la concordia, ¡cerrar heridas!, eso, cerrar heridas, ¿por qué parecen tres corderos en el altar sacrificial? ¿A qué esperan para comparecer pletóricos ante España para celebrar que, en el nombre de España, han consumado la alianza por la que España suspiraba?