Ojalá. Ojalá dure, dijo ayer la vicepresidenta energética, cuando le preguntaron si el megavatio hora seguirá tan apañado como estos días.
La temporada valle del consumo eléctrico
Hay en el tono de la vicepresidenta, ¿verdad?, un no se me vengan ustedes arriba que luego se dará esto la vuelta y vendrán a pedirme a mí explicaciones. Ojalá durara pero seguramente no dure. Ni un megavatio hora por debajo de los cien euros, como ayer y hoy, ni un megavatio producido con gas por debajo de los cuarenta euros, como también ocurre hoy: cuesta menos que el tope que, en su día, fijó el Gobierno.
El duro invierno llegará. Al centro de Europa llega antes y llega más duro, en eso también somos excepción ibérica
Estamos en temporada valle del consumo eléctrico. El tiempo, como les venimos contando desde las seis, hoy viene revuelto y con temperaturas a la baja, pero seguimos marcando entre veinte y veinticinco grados de media en las horas centrales del día. Es decir, ni aire acondicionado ni calefacción. Eso explica que el mes de octubre, en España, salga más asequible que el duro verano y el duro invierno. Si es un octubre cálido, como este, aún más. Pero el duro invierno llegará. Al centro de Europa llega antes y llega más duro, en eso también somos excepción ibérica.
Sobre el gas y las cabras en Bruselas
Hoy la cosa en Bruselas va de gas y va de cabras.
Hay cónclave de gobernantes europeos para darle otra vuelta a esto del gas. La señora Von der Leyen, amiga de Sánchez y correligionaria de Feijóo, está urgiendo a los gobiernos a armonizar sus políticas (por usar un verbo de moda en la política española). Armonizar la compra de gas, o sea, comprar en grupo para conseguir mejores precios y evitar el sálvese quien pueda, y extender a toda Europa el tope al gas que, a decir de la Comisión, sí está dando resultados interesantes aquí, en la Península Ibérica.
No dejaré una piedra sin remover, dijo Úrsula ayer en el Parlamento Europeo, un poco a lo Scarlata O’Hara sublevada contra la factura de la luz que se paga en Tara.
Todo será que esto del gas no acabe siendo el primer motivo de consenso entre Sánchez y Núñez Feijóo -el gas, y no el Poder Judicial-, porque el primero entiende que la excepción ibérica es su gran logro energético ante Europa y el segundo tiene dicho que si la excepción se extiende a toda la Unión -es decir, deja de ser excepción y deja de ser ibérica- lo apoyará con verdadero entusiasmo. El presidente dejó caer el martes en el Senado que hay opciones de que la excepción deje de serlo.
La encomiable perseverancia de Sánchez
Ya sabe usted que el presidente tiene dos cosas en las que no le ganan nadie: una es la frecuencia pasmosa con que cambia de criterio y otra es la perseverancia encomiable con que no da nunca un balón por perdido. Hoy toca la segunda.
Ni ha tirado la toalla en lograr que toda Europa haga suyo el modelo de intervención en el mercado eléctrico que ya rige en España ni ha tirado la toalla sobre el MidCat, el famoso gasoducto que nunca terminó de construirse y que después de haber sido aborrecido por el Gobierno ahora se ha convertido en prioridad. La tubería tendría que ir de Gerona a Carcasona, y por eso hace falta embarcar en el proyecto a Francia. Es decir, al presidente Macron. Y se acuerda usted de lo que dijo Macron hace un mes, ¿verdad?
Sánchez no da el balón por perdido. Hoy volverá a la carga por el MidCat en alianza con Antonio Costa
Que podemos saltar como cabras del Pirineo diciendo que el MidCat solucionará el problema del gas, pero que es rotundamente falso. Faux. Tumbó el MidCat a pesar de la pinza que le hicieron Sánchez y Scholz. Pues aún así el presidente del Gobierno español no da el balón por perdido. Hoy volverá a la carga en alianza con Antonio Costa .
Parece el comienzo de chiste pero es una noticia del día: van un portugués, un español y un alemán a Bruselas y le dicen a un francés: deja de hacerte el estrecho. Como cabras del Pirineo, hasta que se rinda el francés aunque sea por agotamiento.
La guerrera primera ministra británica
Comparado con el del Reino Unido, no es que nuestro Gobierno de coalición sea un remanso de paz, es que parece estable hasta el gobierno de Cataluña.
This is London, que diría Edward Murrow. Estoy por ponerle cada mañana las campanadas del Big Ben visto el interés que despierta aquí el serial tragicómico en que se ha convertido el gobierno de su majestad. La descomposición del Partido Conservador británico. Quienes celebraron la defenestración de Boris Johnson pensando que daría paso a una etapa menos frívola y más ortodoxa, digamos, se ven ahora contemplando el streaming ése del Daily Mail en el que una lechuga se pone pocha a menor velocidad que la primera ministra.
Comparado con el del Reino Unido, no es que nuestro Gobierno de coalición sea un remanso de paz, es que parece estable hasta el gobierno de Cataluña
La guerrera primera ministra Liz Truss, luchadora, como se definió ella misma en la bronca sesión de control en el Parlamento. Bueno, decir bronca y sesion de control es incurrir en redundancia, allí todas lo son. Broncas, ruidosas y a menudo, groseras.
La exquisita educación británica se la dejan colgada en el perchero de fuera los diputados de la Cámara de los Comunes. La sucesora de Boris Johnson, elegida en votación de partido por sus compañeros hace mes y medio, sufre ahora lo que ya sufrió su antecesor: un goteo de dimisiones, críticas internas y conjuras para descabalgarla.
La exquisita educación británica se la dejan colgada en el perchero de fuera los diputados de la Cámara de los Comunes
Ella ayuda. Comiéndose con patatas todo el programa de medidas que anunció cuando llegó al poder y delegando en un ministro de Hacienda que ayer le organizó otro lío al no comprometerse a mantener la actualización de las pensiones conforme al IPC. (Ya ve usted que en todas partes cuecen habas y cuecen pensiones).
¿Se imaginan que el sucesor de Truss es Boris Johnson?
La tormenta arrecia, la primera ministra se tambalea y el Partido Laborista se prepara para recibir el encargo de gobernar previo paso por unas urnas que, a decir de las encuestas, les darían a los laboristas hasta el 55% de los votos. Quinientos veintisiete escaños de un Parlamento de 650. Cómo será la cosa que el líder que tiene ahora este partido, Starmer, se permitió ayer hacer una broma. Bueno, leerla, porque parece ser que la comedia no es su fuerte.
Hay otra encuesta de ayer a los votantes del Partido Conservador británico. A la pregunta ¿quiere usted que dimita Liz Truss? la respuesta del 80% es que sí. Y a la pregunta ¿quién debería relevarla? la respuesta más repetida es… Boris Johnson. This is London. Buenas noches y buena suerte.