Quien con Otegi se acuesta, escocido se levanta. Sí, sí, escocido y emponzoñado. Hay tipos que por más blanqueo que reciban nunca dejan de ser tóxicos.Pretenden ser Nelson Mandelay en cuanto se relajan les sale el chuleta que llevan dentro.
El lunes interpretó Otegi el papel de líder social que, en aras de la convivencia y empatizando con las víctimas (miles de victimas) de ETA, les traslada su sentimiento por el dolor que nunca debió haberse producido. Tan solemne, tan humano, tan afligido. Al rato estaba presumiendo ante los suyos del fantástico golpe de efecto que había conseguido.
De patada en patada, haciendo plas (¡o pum!) hasta que despertemos todos. Mi reino por una portada. ‘Colocarnos en el centro’, dice. Éste, el único centro que ha pisado es el penitenciario.
Hay tipos que por más blanqueo que reciban nunca dejan de ser tóxicos. Pretenden ser Nelson Mandela y en cuanto se relajan les sale el chuleta que llevan dentro
Quien con Otegi se acuesta, obligado se levanta a tener que desmentir que haya cerrado ya el precio de su apoyo parlamentario.Bildu sólo tiene cinco escaños en el Congreso ---cinco de 350--- pero ha sido el Gobierno de Sánchez quien ha hecho posible que parezcan veinticinco por el empeño que demuestra en contar con esos cinco síes para sus Presupuestos y para todos sus otros proyectos. Esto de la geometría variable que practica Sánchez, que es tener socios de reserva por si los preferentes le fallan, ha dado alas a Otegi y ha hecho sentirse como el rey del mambo.
El Gobierno estrenó la semana encantado de haberse conocido, celebrando la coronación endogámica de Sánchezcomo papa de la socialdemocracia europea ---giro a la moderación, decían algunas crónicas--- y se ha encontrado cuarenta y ocho horas después teniendo que explicar que con Bildu sólo están negociando partidas presupuestarias. Ministra de Hacienda, por favor, diga algo.
De números, eso es. El problema es que Otegi también habla sólo de números. Un número, en concreto: doscientos.
A ver, suelta esto Otegi y es fácil que cale la idea de que aquí lo que hay es presos por presupuestos. Por eso Sánchez al saber que el de Bildu había dicho esto debió de pensar "hostia" y se preparó para una sesión de control que giraría, claro, sobre el estado de la negociación entre el Gobierno y el tipo que presume de dar patadas para poner el debate público en el punto que a él le interesa.
"Cuánto más rotundos son sus noes más probabilidad hay de que acaben siendo síes"
Sánchez, a pregunta de Casado, solemnizó ayer el desmentido. De presos por presupuestos, nada.
El problema es que arrastra el presidente tal déficit de crédito a estas alturas ---cuanto más rotundos son sus noes más probabilidad hay de que acaben siendo síes, qué le voy a contar--- que este mimo con el que su nuevo ministro favorito, Bolaños, trata a Bildu como socio deseado le permite a la oposición sacar petróleo del sermoncito de Otegi a sus discípulos.
Para que salgan de prisión los reclusos etarras hace falta que el Gobierno siga siendo el que es y la forma de asegurarlo es que Sánchez saque adelante sus Presupuestos
En realidad, lo que está diciendo el falso Mandela es una obviedad: él quiere que Sánchez siga gobernando España, con Podemos, no sólo dos años más, sino todo el tiempo que se pueda. ¿Por qué? Por la misma razón por la que lo desea Esquerra. La alternativa a un gobierno de izquierdas es un gobierno de derechas. Y al de ahora lo encuentran receptivo a muchas de las exigencias del independentismo, sea el independentismo que trató de tumbar la Constitución en Cataluña hace cuatro años, sea el independentismo que aún mantiene que ETA fue una consecuencia necesaria de la opresión de España al pueblo vasco.
Para que salgan de prisión los reclusos etarras que aún están cumpliendo su pena hace falta que el Gobierno siga siendo el que esy que las mayorías parlamentarias de hoy también se mantengan. Y si la forma de asegurarlo es que Sánchez saque adelante sus Presupuestos, pues ahí están ellos. A codazos con el PNV para ver quién hace más méritos.
Capítulo de encontronazos entre instituciones
Capítulo de encontronazos entre instituciones. Tenemos dos de los gordos. Uno, aquí. Otro, en Bruselas.
El de aquí: el Supremo y el Congreso de los Diputados peleados por el diputado gubernamental Alberto Rodríguez, de Podemos. Condenado por el tribunal e inhabilitado como diputado pero mantenido como tal por la mesa del Congreso tras una bronca mayúscula entre los representantes de la mayoría, PSOE-Podemos, y los de la minoría, PP-Vox. En contra de que el diputado pueda seguir ejerciendo está también Ciudadanos, cuyo portavoz parlamentario, el señor Bal, es abogado del Estado.
Si Rodríguez fuera de otro partido los morados dirían que permanece agarrado al sillón; como es de los suyos, es un defensor de la democracia al que se ha criminalizado
Por decirlo en dos palabras, el Supremo entiende que lo que ha hecho la mayoría gubernamental es pasar olímpicamente de la sentencia recurriendo a una interpretación insólita. Y por eso Marchena va a preguntarle, muy formalmente, a la señora Batet qué día ha empezado a cumplirse la pena, que es una forma de conseguir que la señora Batet le diga que no se cumple porque los letrados del Congreso dicen que con el pago de la multa está resuelto. Lo que haga después el Supremo, se verá.
Pero el asunto es serio: el más alto tribunal del país considera que la presidencia del Congreso está incumpliendo una sentencia y permitiendo que siga siendo diputado, del grupo del Gobierno, un condenado que ya no tiene derecho a serlo. Una vez que tenga el escrito de Marchena interesándose, muy formalmente, por lo que está pasando será la señora Batet la que tenga que explicar qué le lleva a pensar que un informe de los letrados del Congreso tiene más peso que una sentencia del Supremo.
Entretanto, el diputado de Podemos permanece sentado en su escaño. Si fuera de cualquier otro partido, los morados dirían que permanece agarrado al sillón; como es de los suyos, es un sacrificado defensor de la democracia al que se ha criminalizado por serlo (ya escucharon aquí a la ministra Belarra).
Entre el megavatio hora y el mega Otegi a deshora, se le ha torcido al presidente su semana de gloria
Y segundo choque, el europeo. Anda a la gresca la Comisión Europea con los gobiernos de Polonia y de Hungría. Al primer ministro polaco le echó en cara la señora Von der Leyen anteayer que utilice el Tribunal Constitucional de su país como herramienta para socavar los valores comunes de la Unión Europea. Palabras mayores. Ahora es el Parlamento Europeo el que urge a Von der Leyen para que pase de las palabras a los hechos y abra el proceso de sanción a estos dos gobiernos.
El artículo 7 del tratado, que podría desembocar en dejar a sus gobernantes sin voz ni voto en el Consejo Europeo. Hoy se reúnen los gobernantes de los 27, Sánchez incluido, en Bruselas. Con el panorama que tiene la Unión, difícil será que encuentre clima adecuado el presidente para seguir con su campaña para que sea Europa quien encuentre el modo de frenar el encarecimiento del gas y de la electricidad.
El megavatio hora sigue envenenando los sueños del pope de la socialdemocracia europea. Entre el megavatio hora y el mega Otegi a deshora, se le ha torcido al presidente su semana de gloria.