A doce días de que vote Madrid, tic tac tic tac. Con los partidos empeñados en convencernos a todos de que nunca antes hubo unas elecciones tan cruciales como éstas. Tampoco se lo tengan en cuenta, forma parte de sus costumbres exagerarlo todo. Del cuatro de mayo saldrá un nuevo parlamento regional en Madrid y de ese parlamento, un nuevo gobierno. Que probablemente será de Díaz Ayuso previo pacto para su investidura con Vox. Es decir, lo que ya había.
"El horizonte naranja es negro: Ayuso se queda con todos los escaños de Ciudadanos"
La encuesta que hoy difunde Onda Cero atribuye al Partido Popular 61 de los 136 escaños en juego. De cada cien madrileños, 42 votan al PP, 23 al PSOE, 14 a Más Madrid, 8 a Vox, 7 a Podemos. A Ciudadanos sólo van a votarle, según la encuesta, cuatro de cada cien madrileños, eso le deja fuera de la nueva Asamblea. De cogobernar Madrid a no tener un solo diputado. El horizonte naranja es negro. El nuevo Parlamento aumenta su tamaño: tenía 132 diputados y ahora serán 136.
Ayuso se queda con todos los escaños que tenía Ciudadanos y con estos cuatro escaños adicionales. El PSOE, todo lo contrario: no se beneficia en nada de la desbandada naranja y pasa de 37 escaños a 32, aun habiendo más escaños en juego. Vox repite resultado, doce diputados, Más Madrid mejora uno, sacaría veintiuno y Podemos es el farolillo (rojo, por supuesto): diez diputados de 136. Cuando habla la mayoría, Iglesias resulta muy minoritario.
Al mediodía difundirá su nueva encuesta Tezanos. Hace dos semanas dio más votos a la izquierda que a la derecha pero empate entre ambos bloques en escaño. Hoy veremos si la campaña ha modificado en algo sus cálculos. Y si es la demoscopia tezánica la que explica que en el PSOE, y en la Moncloa, tengan los ánimos ya tan bajos.
Si ésta era la última oportunidad de la izquierda para frenar la hegemonía de Ayuso en las encuestas, el 4 de mayo ganará, en efecto, las elecciones
Del único debate de la campaña, anoche en Telemadrid, es altamente probable que no haya movido un solo voto. Cada uno de los seis participantes interpretó su personaje (que en algunos de ellos es más personaje que en otros, los hay más auténticos y más impostados) y si ésta era la última oportunidad de la izquierda para frenar la hegemonía de que disfruta hoy Ayuso en las encuestas, el cuatro de mayo ganará, en efecto, las elecciones. Anoche interpretó todos sus estribillos, el más conocido, éste que dice que ella sola se echó Madrid a las espaldas mientras todos los demás le ponían zancadillas. Incluido Ciudadanos, con el sufrido Edmundo Bal presumiendo ayer de la gestión del defenestrado Ignacio Aguado. El único rasgo de humor lo puso Gabilondo, seguramente sin querer, cuando se sorprendía de que todos sus adversarios presumieran de estar más solos que la una.
"Es comprensible el desconcierto de algunos votantes del PSOE"
Y para combatir su propia soledad, Ángel Gabilondo cerró el debate diciendo aquello de: "Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones". Gabilondo insiste en que él gobernaría con Más Madrid, pero está seguro de que contaría con el apoyo, se entiende que parlamentario y en principio desde fuera del gobierno, de Podemos.
Si tú pasas en quince días de decir "con este Iglesias no", "no quiero radicalidad, no quiero extremismo, voy a por el voto de Ciudadanos", a decir "Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones" -como si fueseis la misma cosa-, es comprensible el desconcierto de algunos votantes del PSOE.
La estrategia del PSOE de Madrid en esta campaña electoral no hay quién la entienda. Salvo que se estén fijando en las encuestas y vean que ni un voto de Ciudadanos se va al PSOE y hayan cambiado de táctica, que ahora es "hagámonos un poco de Podemos, a ver si así".
No era verdad que el debate fuera todos contra Ayuso. Jugó a eso la presidenta, pero enfrente sólo tenía tres. Lo de Vox fueron pellizcos de monja, porque con quien quería confrontar Monasterio era con Iglesias, y Ciudadanos qué le va a criticar a Ayuso si anda suspirando por poder volver a compartir gobierno con ella. En el otro lado tampoco hubo debate: las izquierdas, entre ellas, ni se rozaron. Mónica García e Iglesias dijeron siempre lo mismo: sólo se diferencian en que Iglesias es el viejo Podemos y Más Madrid la secuela. Sus programas son idénticos, a juzgar por lo de anoche.
"Le tocó moderadamente las narices Pablo Iglesias a Gabilondo con los impuestos y los alquileres"
Gabilondo perdió la ocasión de explicar a los votantes porque a este Iglesias con el que anoche no quiso discrepar en nada lo tiene vetado como miembro de su gobierno. Le tocó moderadamente las narices Iglesias con los impuestos y los alquileres, pero Gabilondo, instruido por Moncloa, sólo alcanzó a decir que ahora no toca. Y no explicó por qué. Enseñó el candidato socialista más tarjetones con gráficas que Albert Rivera en sus mejores tiempos, y su alegato identitario reivindicándose a sí mismo ---yo no soy Sánchez, soy Gabilondo--- sonó ligeramente agónico. Y poco entusiasta hacia el presidente del gobierno.
"El punto débil de Pablo Iglesias es que él también es gobernante. De España"
Pablo Iglesias acudió al plató armado de datos, tasas, indicadores y porcentajes. Todos desfavorables para la Comunidad de Madrid en comparación con otras regiones. Eludió mencionar otros datos menos desfavorables y algunas causas del porqué Madrid tiene más contagios o más fallecidos que otros. Con los datos ya se sabe: se escogen y se interpretan. Hizo el esfuerzo de documentarse aunque no lograra que Ayuso entrada a debatirle en serio nada. Y, por supuesto, hizo recordar aquellos tiempos en que los partidos se acusaban mutuamente de usar los muertos del Covid para desgastar al adversario. Aquello que el gobierno de España tanto criticó a la oposición, que le culpara de que la gente se muriera.
El punto débil de Iglesias, en realidad, es que él también es gobernante. De España. Ha sido vicepresidente hasta anteayer y lidera el partido que cogobierna el país con el PSOE. De los trece meses de pandemia, diez los hemos pasado en estado de alarma. Y todo ese tiempo el gobierno central ha tenido (y tiene) la facultad de hacer lo que entendiera que debía hacer para asegurar la atención a los ciudadanos. Si en una comunidad autónoma, se llame Madrid o se llame de cualquier forma, se estaban produciendo situaciones tan escandalosas como las que denuncia el ex vicepresidente, era obligación suya tomar medidas para evitarlas.
Paréntesis: ¿por qué se dirige a Ayuso y Monasterio diciendo ‘mire, señora’pero nunca dice ‘mire, señor’ cuando se dirige a sus adversarios? Cierro paréntesis.