Con permiso de Donald Trump, nuevo emperador de los Estados Unidos, y de Kamala Harris, que no dejará huella en la historia del país -así es la vida: de poder haber sido la primera presidenta de la Historia a no ser más que una ex vicepresidenta conferenciante-, con permiso de los estadounidenses y después del maratón electoral que les ofrecimos ayer, 'Más de uno' permanece en Valencia. Ya tendremos tiempo para hablar de Trump, que no toma posesión hasta el veinte de enero -dos meses va a estar agonizando Biden, su presidencia, quiero decir, y su vicepresidencia-.
El viernes les invitábamos, desde aquí, a conocer cómo es la vida cotidiana sin luz y sin suministros básicos. Hoy que la electricidad ya regresó, que los suministros han ido llegando, que las calles van viendo desaparecer el lodo, lo que vamos a contarles cómo es la vida cuando se ha salvado tu casa, tienes casa, pero te has quedado sin barrio. Porque no hay comercio, porque no hay colegio, porque no hay centro de salud, porque no hay transporte.
Les vamos a contar historias de aquí. Queremos saber si los damnificados han tenido tiempo para empezar a solicitar ya el dinero de las ayudas; si la inseguridad que han estado denunciando los comerciantes todos estos días se ha resuelto; si se ha encontrado ya ubicación para los escolares que han de seguir con sus estudios, pero cuyos colegios de aquí están inhábiles; si bajan ya a la calle con normalidad los mayores y se vienen al centro de jubilados a contarse unos a otros sus experiencias.
Historias de aquí, como la del primer bar que ha abierto en Benetúser. O el taller lleno de barro en el que ha quedado en pie una máquina de coser Singer, la negra con dibujo de toda la vida. O la silla de ruedas eléctrica que David le ha encontrado a una señora de Parque Alcosa.
Dos jóvenes madrileños llevan una furgoneta llena de comida
Saliendo de una furgoneta, esta mañana Alsina se ha encontrado a un joven sin pantalones. Viene de Madrid y los motivos de ese encontronazo es que ha dormido, junto a un amigo, en la furgoneta.
"La alquilamos entre los dos, con ayuda de nuestros amigos", cuenta este joven, quien explica que, a través de Instagram y de la gente de su trabajo, consiguieron dinero para llenar la furgoneta hasta arriba. Una vez llena, fueron hasta Valencia para repartir casa por casa, los alimentos y demás productos básicos.
Ayer entramos a un garaje con dos metros de lodo y lo peor fue el olor
Como la furgoneta no va identificada como vehículo con ayuda humanitaria, hay controles en estas localidades para dar prioridad a los servicios de emergencia y de rescate. Por ello, han podido repartir por las casas "gracias a que nos hemos colado" y, después, han continuado ayudando a las familias.
Su primera impresión al llegar a la 'zona cero' de la DANA fue "dura" pero no tan chocante porque ya habían visto la situación por la televisión y redes sociales. Sin embargo, "lo que sí fue chocante fue ayer que entramos a un garaje con dos metros de lodo y lo peor fue el olor", relata el joven sobre cómo el barro estaba ya solidificado y lo tuvieron que quitar con picos.
El impacto psicológico de catástrofes como esta
Los bomberos del Consorcio Provincial de Alicante llevan desde el primer día de la tragedia trabajando en turnos de doce horas, día y noche, "intentando ayudar y apoyar a los compañeros de Valencia", cuenta un bombero.
En estos momentos, lo prioritario es la limpieza de los enseres de la vía pública, la recogida de residuos evitando que se produzcan enfermedades e intentar que la población pueda volver cuanto antes a la 'normalidad'. Volver a la vida cotidiana, sin embargo, costará "aparte por el daño material, por el impacto psicológico y traumático que puede tener en la gente que ha vivido esta experiencia", opina.
Duermes mal pensando que tienes que venir a ayudar
Los servicios de emergencia, como los bomberos, tienen que mantener la "cabeza en orden" en situaciones como esta. "Estamos acostumbrados porque nuestro día a día es vivir impactos psicológicos, pero ante esta catástrofe intentamos tener vías de escape, aunque no dejamos de desconectar porque nos dedicamos a ayudar a las personas", explica el bombero quien confiesa que, "duermes mal pensando que tienes que venir a ayudar".