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Qué sabemos de ser buzo: ¿Es una profesión peligrosa?

Aunque nos gusta tener los pies en la tierra, hoy en Más de Uno vamos a desplazarnos hasta el agua, donde vamos a poner a prueba qué sabemos de ser buzos. Para ello hablamos con Felipe Pizarro, 2º jefe de unidad de actividades subacuáticas de la Guardia Civil, y con Víctor Fernández, PADI Instructor y Marta, una alumna avanzada.

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Madrid |

Hay una historia famosa sobre el mundo de buceo, cuyo protagonista se llamaba Gerónimo Bulmont —se llamaba porque ya hace varios siglos que murió—. Gerónimo era un militar e ingeniero navarro que diseñó su propio traje de buceo y a día de hoy está reconocido como el primero que hizo una inmersión con respiración artificial. El segundo fue en agosto del año 1602 y lo presenció el propio rey Felipe Tercero desde su palacio. Toda esta hazaña está documentada en el Archivo General de Simancas donde cuenta cómo era este primer traje de buzo que usó Jerónimo de Llanos para sumergirse durante una hora.

Este segundo traje no era de neopreno como el que conocemos ahora, sino que era de piel de vaca, que era el material de la época. El traje tenía dos conductos conectados a una especie de escafandra que a su vez estaba unido a un fuelle que le permitían que pudiera respirar por un conducto: por uno entraba el aire y por otro lo expulsaba. La gran ventaja que tenía este traje frente a otros es que el buzo podía moverse.

Gracias a estos inventos, han hecho posible que haya personas que se dediquen profesionalmente a bucear, ¿pero cómo es este trabajo? Para ello hablamos con Felipe Pizarro.

Ser buzo como profesión

Felipe es la cabeza del curso de buceador de Guardia civil, el cual hacen cada año. Asegura que este curso es largo de unos cuatro meses de duración a los que preparan a las nuevas generaciones de GEAS, que son los grupos especiales de actividades subacuáticas de la Guardia Civil.

Para llegar a logras ser un GEA, primero debes ser un Guardia Civil, y posteriormente querer especializarte. Para dedicarte a ello hay que apuntarse este curso, en el que hacen una selección previa, y a partir de ahí se le enseña desde cero sus nuestras técnicas, procedimientos, el material, etc.

Felipe nos asegura que, aunque parezca una disciplina difícil de superar suelen pasar numerosas personas por cada promoción.

¿Qué es un regulador?

Un regulador es el aparato el cual hace posible que los buzos puedan respirar, el que se tienden a meter en la boca y que hagan posible que permanezcan largos periodos de tiempo sumergidos. Se trata de una botella que viene con aire comprimido de unas 200 atmósferas, y que luego va bajando y se transforma en una presión que haga posible que se pueda respirar.

Para ello, la empresa de Felipe hace posible que se conviertan en unos expertos en hacer apneas. Aunque, nuestro experto asegura que es un aprendizaje en el que se sufre mucho y no es nada bonito, a diferencia de cómo lo dibujan en las películas, y aclara que la apnea militar, como puede ser el entrenamiento que pueden hacer en la Armada es diferente a cómo puede ser en otros normales, dado que en su equipo lo que buscan no es a alguien que pueda bajar sus pulsaciones y se pueda quedar tranquilo bajo el agua, sino que además pueda aguantar estrés mientras lo hace, lo que es bastante más complicado.

Es por este motivo que la prueba previa a hacer el curso es tan necesaria, porque deben ver si estas personas son capaces de manejarse en situaciones complicadas porque nos vamos a meter en esas situaciones. Nos cuenta que, cuando les llega un servicio deben adaptarse a él sean las condiciones que sean, así que necesitan a gente que sea capaz de adaptarse, sobreponerse y resolver aunque las circunstancias sean muy feas.

La profundidad es peligrosa

Los buzos están limitados por la mezcla química que respiran, en las cuales, a partir de los 50metros, el aire empieza a convertirse en tóxico. El nitrógeno les puede provocar narcosis y el oxígeno hipoxia. La narcosis es cuando, la presión del nitrógeno empieza a afectar a las neuronas, al proceso de la sinapsis.

Entre sus síntomas, puede haber gente que se nota cansada, otra que escucha voces, o que se quitan el regulador de la boca porque les molesta. Hay personas que se echan a dormir en el fondo del mar porque está cansado. Felipe lo compara como una borrachera en la que tienen alucinaciones. En los cursos preparativos ayudan y enseñan a las personas que lo experimenten a acostumbrarse y a convivir con la crisis, pero son momentos muy difíciles de detectar, pero que se pasan subiendo un poco la profundidad en la que están buceando.

Este ejemplo, es lo que nos muestra que a veces se hace necesario utilizar unas mezclas diferentes o unos aparatos de circuito cerrado que usan los grupos especializados para bajar hasta a 100 metros de distancia de tierra firme. Es por ello, que la innovación tecnológica es tan importante, hasta el punto de convertirse en uno de los retos que tienen día a día.

Cursos de buceo

Nuestra compañera Alicia Heras se ha desplazado hasta DS Divers Madrid, un centro especializado en aquellas personas que quieren aprender a bucear de manera recreativa. En estos cursos puedes elegir desde aprender a sumergirte a 18 metros en el mar, como aspirar a ser instructor como el comandante Pizarro. Para conocer más, hablamos con Víctor Fernández, un instructor PADI que llegó a este trabajo tras tener una fobia a los espacios confinados que se encuentra junto a una alumna, Marta.

Que sabemos de ser buzo DSDivers
Que sabemos de ser buzo DSDivers | Onda Cero

Junto a Víctor, hablamos sobre numerosos requisitos o cuidados a tener en cuenta cuando alguien se enfrenta a las profundidades, como las caries, que por la presión si tenemos algunos determinados huecos ocurre la compensación. En esos huecos, pueden salir una una pequeña burbujita que puede hacer que la carie salte.

Cuando una persona sale del agua se tiene la imagen de taparse la nariz y soplar. Eso se llama compensación, que se hace cuando deben equilibrar los espacios aéreos que tienen debido a la presión circundante que tenemos alrededor, por lo que tienen que pinzarse la nariz, aunque también pueden mover también la mandíbula o tragar. Lo compara con la misma sensación que cuando se va en un coche por la montaña, o cuando se va en un avión y se taponan los oídos; lo único que en este caso es descendiendo en el agua.