El fútbol en Escocia tiene una pata de su cuna. Allí aparecieron los primeros clubes profesionales a finales del S.XIX, y también las primeras rivalidades. En Edimburgo, al oeste de la ciudad, apareció el Hearts of Midlothian.
El nombre se tomó de un cuento de Sir Walter Scott, 'el Cervantes escocés' que tiene frente al Castillo un monumento de 60 metros de altura, el más grande del mundo erigido a un escritor. El corazón de Midlothian es un mosaico en el suelo, en el lugar donde estuvo la cárcel de la ciudad, lugar de atrocidades clausurado por la Reina María, que fue sustituido después por la oficina de impuestos. Es el único lugar de toda la ciudad donde la ley permite escupir en el suelo, y donde los guías aminan a los turistas a hacerlo, por la tradición.
Enfrente del Hearts está el Hibernian, el equipo fundado un año después que sus vecinos, por los emigrantes irlandeses que llegaron al este de la ciudad, al barrio de Leith. El barrio vivió su momento de celebridad tras los oscuros años de la heroína de los 80'. Irvine Welsh lo retrató en Trainspotting en 1993. Rents, Sick Boy, Spud o Franco eran cuatro chicos del barrio que soñaban con un pico y con la victoria del Hibernian, de los Hibs. En una escena sucia y memorable, Rents sale de un baño público tras un ataque diarreico y después de pintar HIBS en la puerta con las entrañas de una mosca muerta.
De aquello nos quedan los libros y los tópicos. Los del Hearts son británicos, ricos y conservadores; los del Hibernian son rebeldes, obreros e independentistas. Las dos escocias futboleras conviven desde hace 145 años, y lo hacen muy lejos de los focos.
Acérquense, este próximo martes. Vayan al Old Town de Edimburgo; pasen por delante del Corazón de Midlothian, escupan sin pudor, y elijan bando. Sir Walter Scott o Irvine Welsh, británicos o irlandeses, Hearts o Hibernian. Porque en la capital de Escocia todo tiene que ver con el fútbol, la lucha o la literatura.