En Divulga que algo queda, América Valenzuela nos cuenta tres historias apasionantes. La primera tiene que ver con el penacho de Moctezuma, un tocado impresionante, de más de un metro de altura, hecho de plumas de Quetzal, verdes metálicas intensas y unidas por placas de oro. El tocado tiene movimiento y se pueden abrir y cerrar los laterales emulando unas alas.
Lo llevaba Moctezuma, uno de los gobernantes más importantes de Tenochtitlan. Aunque el tocado no está en México, sino en el Museo de Viena. Es su pieza más famosa. México lleva décadas reclamándolo.
La orquídea de Darwin
Se descubrió a principios del siglo XIX. Y antes de que Darwin apareciera en escena la solían llamar estrella de Belén u orquídea de Navidad. Cuando Darwin publicó Sobre el Origen de las Especies, en 1859, un floricultor de la Royal Society de Londres le envió un paquete de orquídeas. Entre ellas se encontraba la blanca y enorme estrella de Belén. Enseguida le llamó la atención el nectario de la flor situado dentro de un tubo de unos 25 o 30 centímetros.
Darwin descubrió cómo conseguía reproducirse esta planta. Dijo que tenía que existir un insecto con un órgano libador de más de 30 centímetros. 40 años después se descubrió una polilla en Madagascar con estas características. La predicción de Darwin se confirmó.
Las cabezas olmecas
Se trata de uno de los hallazgos arqueológicos más impresionantes de todos los tiempos. A finales del siglo XIX, un campesino de Veracruz encontró una cabeza gigantesca de piedra. Medía metro y medio y la cara tenía una expresión dura, severa y con ceño fruncido. Pero no fue hasta bien entrado el siglo XX, cuando una expedición partió en busca de más cabezas.
En total se han descubierto 17 cabezas colosales. Todas, ocultas bajo tierra. Miden entre un metro y medio y más de tres, y pesan entre 10 y 40 toneladas. Hoy se sabe que fueron talladas por los olmecas, una cultura del siglo I antes de nuestra era. Fueron halladas en San Lorenzo. Representan a gobernadores y reyes olmecas.
¿Calentar la comida en el micro dentro del tupper?
Para empezar, hay que fijarse en si el tupper es apto para microondas. La información suele venir grabada en la base, y si no, estará en el envase o en la etiqueta. También viene un triángulo y dentro un número. Es una clasificación de plásticos reciclables. La mayoría de los tuppers son número 5. Eso es polipropileno.