En 2017 José Manuel comenzó a sentirse mal y acudió al hospital , pero en la puerta se desmayó. Había tenido un fallo multiorgánico. Pasó tres meses en coma y cuando despertó supo que le habían trasplantado el corazón. El proceso de rehabilitación para recuperar el movimiento fue duro, pensó que no volvería a caminar con normalidad. Pero se equivocaba. Empezó a entrenar y a ir al gimnasio. Se puso en manos de buenos profesionales. Y llegaron los resultados. A los dos años, en 2019, gracias a su tesón y a su fuerza de voluntad ganó su primera medalla de atletismo.
Hoy José Manuel atesora tres de oro, 2 de plata y una de bronce. Dice que no es ningún Superman, que solo es cuestión de ejercicio. A sus 72 años, enfundado en su chándal, acude todos los días al gimnasio, no falla a su cita. Y se esfuerza por cuidar ese órgano que le ha dado una segunda oportunidad. Ahora tiene sus miras puestas en el próximo campeonato gallego que se celebrará en el mes de mayo. Y aun le queda tiempo para cuidar a su madre de 97 años que sufre un cuadro de demencia senil agudo