Los hay malos, inocentes, inteligentes, irónicos, absurdos, verdes e incongruentes. Y todos nos hacen reír. Son los chistes. Aquellos dichos u ocurrencias agudas y divertidas que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida. ¿Quién no conoce un chiste de Jaimito?
España entera reía con los chistes de Eugenio. Al igual que todos los españoles permanecían sentados en sus sofás cada vez que Tip y Coll, Martes y Trece, Los Hermanos Calatrava o Gila hacían acto de presencia en la pantalla del televisor.
En la mente de todos aún permanecen los movimientos hilarantes y las frases célebres del que fue un humorista único, Chiquito de la Calzada.
El humor no es algo nuevo. Pero, ¿qué ocurre con los chistes? Ya no se cuentan como antes. Los reyes indiscutibles de las reuniones familiares han dado paso a los tuits ingeniosos o los memes por WhatsApp.
Hacer reír es todo un arte. Hay quienes encima de un escenario, sin más acompañamiento que una silla y un micrófono, se enfrentan al público con la única arma de un monólogo. Los aplausos y las carcajadas son la muestra de que el humor ha funcionado.
Goyo Jiménez es monologuista, actor, presentador y director. O como a él le gusta decir, Factótum. Kike García es humorista, uno de los directores del diario satírico El Mundo Today y creador de la Llama School, la primera escuela online especializada en humor. Hablamos con ellos en 'Por fin no es lunes' sobre el humor en el siglo XXI.
¿Han muerto los chistes?
¿El chiste ha muerto? Goyo Jiménez tiene clara su respuesta: "Sí, indudablemente. El humor ha evolucionado y se ha democratizado en el sentido de que cualquiera puede hacer cualquier cosa, gracias a la tecnología. Es más, el humor desde hace tiempo no está bien visto en los medios. Si te fijas, antes había muchos más espacios en televisión y radio específicamente para ello".
Por su parte, Kike García asegura que ha habido un cambio radical: "Hay mucha más gente que quiere ser cómica y eso es en parte porque se buscan resquicios donde hacer humor, que no están en la televisión ni en la radio, sino en las plataformas. Han aterrizado un montón de referentes americanos, de cómicas, que antes no era tan habitual ver a mujeres, y esto hace que las personas puedan sentirse identificados con unos cómicos u otros".
"Antes de contar un chiste se enseña un meme porque existe menos participación por parte de quien lo hace. Ahora con un móvil sobra. Existe menos esfuerzo y menos exposición pública de quien lo cuenta", afirma Goyo.
