Dijo una vez Ferrán Adriá que "la cocina es un lenguaje mediante el cual se puede expresar armonía, felicidad, belleza, poesía, complejidad, magia, humor, provocación, cultura".
A Najat Kaanache la llaman la 'chef peregrina'. Su cocina es un maridaje perfecto de sus vivencias. Sus padres son originarios de las montañas del Atlas en Marruecos, pero ella nació en una casa en medio de la 'montaña mágica de Oria', en el País Vasco.
Creció comiendo cuscús en la tierra del marmitako, pero su carrera como chef empezó en los Países Bajos. Ha pasado por cocinas de todo el mundo. Estados Unidos, México, Dinamarca, etc. También por restaurantes con mucha estrella como El Bulli de Ferrán Adriá.
Después de tantas vueltas, de tantos sabores, volvió a sus orígenes y encontró su sabor en la medina de Fez, en Marruecos, donde abrió el que hoy en día está considerado como el Mejor Restaurante de toda África y el Mejor Marroquí del mundo.
Najat Kaanache nos cuenta cómo ha sido su recorrido por las cocinas de todo el mundo. "Me escapé a Holanda y vendía pinchos en galerías de arte para ganarme la vida", dice. Indica que en la cocina cada una de las culturas y de los hábitos son válidos y dan libertad.
Para alcanzar su sueño, iba día tras día a la puerta del restaurante de Ferrán Adriá, hasta que un día le dejaron entrar.
Su restaurante en Marruecos conlleva un gran esfuerzo. "El dolor, las lágrimas y el sufrimiento es lo que hace que estemos vivos", indica.
Además, la cocinera ha querido hacer un llamamiento: "Tenemos a muchas mujeres al frente de grandes restaurantes y que son cocineras con espacios maravillosos y están perdiendo sus restaurantes, sus equipos y la ilusión".
