Arturo Francisco Barbero tiene dieciocho años y es muy de quejarse. Pero no en cualquier sitio, este joven se queja en los lugares adecuados. Su reclamación ha llegado a la Comisión Europa, la administración que parecía más inaccesible ha sido la que ha aceptado su solicitud para recuperar el patrimonio de su tierra.
Las piezas datan del Siglo V d.C y más que tener un valor económico, lo tienen sentimental. No consta que haya oro o materiales preciosos, pero para la provincia podría suponer un auge del turismo con la apertura de un Centro de Interpretación de la cultura visigoda. Ahora mismo Arturo espera que la investigación siga su curso desde la Comisión y que, por fin, Castiltierra recupere su patrimonio.
Este joven es muy intrépido y sabe lo que es luchar por lo que es justo. No ha parado de quejarse ante las administraciones por más cuestiones como El Pinar de Valsaín, el peaje de la autopista A-6 o la correcta denominación de la Sierra de Guadarrama. Por eso tenía que estar entre los menores de veinticinco años que cada semana nos demuestran que no tienen nada de generación perdida.