Napoleón Bonaparte, el emperador más famoso de Francia, no era un gran amante de la gastronomía a pesar de vivir en una época donde la cocina francesa alcanzaba su apogeo con figuras como Marie-Antoine Carême y la creación de grandes escuelas de cocina. Su relación con la comida era sorprendentemente simple y práctica, en contraste con la sofisticación culinaria que lo rodeaba.
A pesar de tener acceso a lo mejor de la gastronomía europea, Napoleón veía la comida más como una obligación que como un placer. Sus hábitos alimenticios reflejaban su personalidad pragmática y militar: comía rápido y prefería platos sencillos y familiares. Entre sus platos favoritos estaban el buey asado, cordero, habas, lentejas, patatas y ensaladas, alimentos que evocaban su infancia en la isla de Córcega, de donde provenía su familia humilde. Las patatas, aunque no eran consideradas un manjar en esa época, formaban parte de su dieta regular.
Su desinterés por la alta cocina contrastaba con figuras de su tiempo, como su ministro Talleyrand, quien era un apasionado de la gastronomía refinada y los banquetes. Talleyrand intentó influenciar a Napoleón, pero este mantuvo sus gustos sencillos e inmutables.
Napoleón también mostró un gran interés por la alimentación de sus tropas. Como líder militar, comprendía que una tropa bien alimentada tenía mejores probabilidades en el campo de batalla. De hecho, promovió uno de los grandes avances culinarios de la época: la conservación de alimentos a través del enlatado. En 1810, ofreció una recompensa de 12.000 francos para quien desarrollara un método eficiente de preservación de alimentos para sus ejércitos. Este premio fue ganado por Nicolás Appert, quien inventó un método basado en botellas de vidrio herméticamente selladas, lo que ayudó a alimentar a las tropas durante las largas campañas, como la desastrosa invasión de Rusia.
Aunque Napoleón no disfrutaba de la comida como un gourmet, su legado en este campo es significativo, no solo por la sencillez de su dieta, sino por su influencia en la conservación de alimentos, algo crucial en sus campañas militares.