Es uno de los más queridos y reputados en su sector; creció oliendo a harina en la panadería de sus abuelos, donde hizo sus primeros postres siendo un niño.
Él quería ser cantante, pero no estaba hecho para cantar. Su futuro se encontraba entre los fogones; su vida cambió cuando sus padres abrieron un restaurante en Barcelona, y aún recuerda los viajes culinarios y su primera experiencia en un tres estrellas Michelin. Tenía solo siete años.
Lo que no podía imaginar entonces es que él también se convertiría en un primer espada del noble arte de la gastronomía.
Ahora el chef de dos estrellas Michelin, Ramón Freixa, ha anunciado que, después de 15 años, cerrará su restaurante en el Hotel Único de Madrid. Será en diciembre de 2024.
Esta despedida no es un adiós, sino un hasta luego, ya que el cocinero catalán se embarca en la "aventura más grande de su vida", la de abrir en solitario un nuevo restaurante.
Tradición y vanguardia irán de la mano en este proyecto tan personal y tan íntimo.
El chef explica en 'Por fin' que va a ser la "aventura de su vida". Sobre la decisión de cerrar el restaurante en el hotel y abrir otro, Ramón dice que lo ha hecho ahora porque "tengo 53 años, es el momento vital; estoy maduro sin estar marchito, así que creo que es el momento".
"Hay que ser inconformista, trabajador, feliz y único; en gastronomía intentamos hacer cosas únicas", explica.
Ramón habla de la saga familiar de pasteleros y panaderos. "Muchas veces el pan y el café marcan la diferencia en un restaurante", asegura.
Los cocineros somos muy terrenales
Sobre si se considera un chef atípico, Freixa asegura que "los cocineros somos muy terrenales, nada divos y muy disfrutones".
Por otro lado, asegura que ha renunciado a cosas, pero no se arrepiente. "No me arrepiento de haber trabajado y tengo suerte de que mi pareja entiende mi profesión y mis horarios".