Marbella Alfonso Olaso

Lo anunció la alcaldesa hace unas semanas y ayer lo repitió el secretario de estado de Hacienda. El número dos de Montoro vino a Marbella para confirmar que cuando se aprueben los Presupuestos Generales del Estado, se hará justicia, se aplicará el sentido común y ya no se verán las caras de incredulidad habituales cuando alguien escuchaba o leía por primera vez que Marbella no recuperaba lo que le habían robado durante 15 años. Desmenuzando la cuestión y haciendo memoria, lo de ahora son el tercer y el cuarto hito conseguido; la tercera y la cuarta excepcionalidad hechas con el municipio, ya que igual de singular fue su situación durante esos tres largos lustros. Primero se aplazó la deuda que el Ayuntamiento contrajo con Seguridad Social y Hacienda a 40 años; después se permitió pagarla con los bienes de procedimientos judiciales; ahora la novedad es poder usar esos bienes para crear las infraestructuras públicas que se consideren necesarias, al tiempo que disponer del dinero que tienen que pagar los condenados para financiar esos proyectos. Estos dos últimos pasos, englobados en lo que se llama una disposición final, tienen por cierto, rango de Ley; vamos, que el asunto es serio.

El Ayuntamiento de Marbella va a arreglar los dos muros del colegio José Banús que resultaron dañados por el fuerte temporal del 3 y 4 de diciembre de 2016. Lo va a hacer cuando la dirección del centro escolar considere mejor; o ahora -en un mes- o cuando terminen las clases y quizá molesten menos las obras. Es una de las actuaciones que se imputarán al remanente de tesorería de 2017. Había que esperar a la liquidación del presupuesto, aprobada el miércoles pasado, para poder ejecutarla. De aquí viene la primera de las dos polémicas que tiene el tema. El actual Gobierno marbellí se pregunta por qué la obra no se hizo al principio de 2017 si el daño fue en diciembre de 2016 y la actuación se declaró urgente. Los responsables del anterior Ejecutivo dicen que el primer proyecto hubo de cambiarse y que luego todo ha sido cosa de la tramitación administrativa habitual. El segundo problema les va a sonar. El Ayuntamiento dice que sí, que va a hacer la obra, pero de manera subsidiaria. O sea, que una vez hecha, la cargará en la cuenta de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía porque es su competencia. Construir dos muros no está dentro ni del mantenimiento ni de la conservación del colegio, que sí serían responsabilidad del Consistorio. Pero en la Junta de Andalucía, según la información transmitida a esta emisora desde la delegación provincial de Educación en Málaga, dicen que eso es hilar muy fino, que es cuestión de una interpretación del lenguaje y que ellos sí consideran que los trabajos entrarían en el epígrafe del mantenimiento y la conservación.

Dos asuntos marcan la actualidad de este viernes: la simbólica primera piedra colocada ayer de lo que será el nuevo hotel Don Miguel. No se llamará así, pero apostaría a que muchos se referirán de esa manera a él. Después entraremos en detalle con el establecimiento turístico. El otro foco apunta hacia el enfrentamiento que ha surgido entre Costa del Sol Sí Puede y Podemos. “¡Pero si es lo mismo!” dirán los oyentes. Precisamente de ahí surge el choque; de que lo que antes era igual, aunque no exactamente, ahora no lo es, y parece que cada vez es más diferente. Costa del Sol Sí Puede se creó como un partido instrumental para las elecciones municipales de 2015. En él se integró entonces Podemos. Pero meses después se constituyó como una formación política más y se le está subiendo a las barbas al partido morado. Asegura que como los concejales de los Ayuntamientos de la costa, aunque sean de Podemos están bajo las siglas de CSSP, deben regirse por su disciplina de partido, y no tienen permiso para negociar, como lo han hecho, en nombre de Podemos. Pero como los ediles en cuestión no reconocen que Costa del Sol Sí Puede tenga estructura de partido político al uso, pues dicen que a ellos no les mandan, y mucho menos si es para entablar conversaciones con otros miembros de Podemos, siendo de Podemos. Tan surrealista como suena.