Francisco Martínez es el autor del libro 'Cascabeles entre bandas rojigualdas. La Máscara de Ateca' que ha editado la Institución Fernando el Católico de la Diputación de Zaragoza para recoger una tradición que se ha adaptado en los últimos 125 años que se tiene constancia de su celebración. En 1995 está declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón.
La publicación se ha dividido en 34 capítulos y recoge una inmensa labor de investigación, hasta los insultos que le lanzan los jóvenes a la máscara, historias, anécdotas y las similitudes con otras festividades.
La leyenda de la Máscara
El origen de la fiesta data del siglo XV. Un personaje vestido con un traje rojo y amarillo con la cabeza cubierta por un gorro de arlequín y portando un escudo y una especie de espada, aparece el día 2 de febrero por la plaza y asusta a todos los que se encuentran en la puerta del Ayuntamiento intentando quitarle los cascabeles que lleva. Una fiesta que este año, después de 80 años, no se va a celebrar.
La fiesta continúa el día 3, San Blas, el patrón de Ateca, cuando la Mascareta recita unos versos al santo y corre por el cerro hasta la ermita mientras que los jóvenes le tiran cosas, ahora frutas, antes piedras.