Cada cierto tiempo conocemos algunas alertas alimentarias que anuncian la retirada de productos o avisos de que ciertos productos pueden contener alérgenos. El proceso que se sigue para determinar es complejo, como explica Antonio Herrera, profesor emérito de la Universidad de Zaragoza y Catedrático del Área de Conocimiento de Nutrición y Bromatología de la facultad de Veterinaria.
Gracias a un plan nacional, toda España se trabaja en red y todas las comunidades están coordinadas con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición que es quien determina las alertas alimentarias en última instancia. Controles que son diferentes, también en periodicidad, si se trata de productos frescos o en conserva.
Hay dos formas de detectar las alertas, o bien por controles que se realizan de forma rutinaria, o porque ha habido una intoxicación alimentaria y se sigue la cadena hasta ver cuál ha sido el origen. Una tercera posibilidad puede venir de las propias empresas que, en sus controles de calidad, detectan un fallo y lo comunican.
Antonio Herrera explica que básicamente son tres los tipos de alertas alimentarias que se dictaminan: por un error en el etiquetado de los productos, falta o error de identificación del producto (se suele dar en productos de exportación o importación) y la detección de microorganismos.
Ante el aumento de alertas alimentarias en las últimas semanas, el catedrático de la Universidad de Zaragoza, explica que puede deberse a la mejora de la eficacia de los procesos de control y del sistema de calidad. De ahí que se detecten más casos.