Verónica Soto López, profesora del Departamento de Ciencia y Tecnología Náutica, nos ha explicado solo el 2% de los 54 ejemplares analizados superan los límites legales europeos en plomo, mientras que ninguno lo hace en cadmio o mercurio. Fueron adquiridas al azar en supermercados de Asturias, importadas de otras regiones. Además, se compraron directamente 30 ejemplares de trucha arco iris en dos piscifactorías de la región: 15 en una piscifactoría situada en el río Cubia y 15 en una piscifactoría ubicada en el río Pigüeña.
Verónica destaca que se ha analizado el ADN del pescado. También se ha hecho un estudio sobre el etiquetado, y ahí ha sido un poco más complicado porque no siempre se ajustaba al pez que se vendía.
Con esta investigación también se quiere llamar la atención acerca de que lo que el ser humano hace repercute en los mares. Porque esa presencia del mercurio o el plomo en el pescado tiene un origen humano. Pero insistir en la conclusión final del estudio. Los salmónidos vendidos en España pueden considerarse seguros para el consumo humano. Es el primer estudio de este tipo realizado en el ámbito de Asturias.