Muchas son las preguntas, pero antes de entrar en harina lo que tienes que tener muy claro es quien te lo va a hacer y donde. Los centros de tatuajes, micropigmentacion, piercing y otros adornos corporales tienen que cumplir unas normas sanitarias, como por ejemplo que los utensilios y materiales que atraviesen o penetren la piel, las mucosas y otros tejidos deben ser estériles y de un solo uso, por lo que tienen que estar envasados y sellados hasta su uso. En cuanto a las tintas deben tener su registro sanitario de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Cuidado con esto hay mucho desalmado que incluso coge tinta de impresora, la hierve y tatúa. Imagina la reacción que puede hacer en tu cuerpo.
Javier Sequera, uno de los mejores tatuadores de España, al que he visto trabajar en su centro Ink and Shine Tatoo Parlour de Majadahonda y he alucinado con las cosas que hace pero sobre todo con cómo las hace, insiste en que tan importante es la calidad de la tinta como la máquina como el tatuador.
Hay gente que pide cositas normales y hay quien pide diseños exclusivos como ese hombre calvo que le pidió que le dibujara pelo y ese pelo eran tribales. O esa mujer septuagenaria que solicitó que le hiciera unas alas en el pubis. Pero para raro aquel hombre que le pidió que le tatuara en el trasero a los protagonistas de Grease. Uno en cada glúteo y que al juntarse se besaran. Y tras muchas horas de trabajo se lo hizo.
Un tatuaje es al fin y al cabo una herida que se hace en la piel. A través de una máquina que mueve una aguja cargada con tinta, se perfora dejando en la dermis minúsculas gotas de tinta. Se deja en dermis, que es la segunda capa de piel, porque ahí es donde el pigmento se mantiene más estable y da menos problemas, aunque ciertas precauciones hay que tener. Por ejemplo, cuando hay psoriasis. En ese caso no está recomendado ni cuando se está embarazada o en época de lactancia. Pero si se podría siguiendo todas las normas sanitarias cuando la persona es seropositiva.
Pero no todo vale. Hay que saber elegir los diseños y no por la capacidad del tatuador, que en este caso es capaz de todo, por el comportamiento del pigmento en la piel. Cuanto más pequeño sea el tatuaje, menos detalles tiene que tener porque la tinta cuando entra en el cuerpo tiende a expandirse un poco y quedaría un manchurrón.
Donde más duele es en cuello, en las palmas de la mano, las orejas, las costillas y la cadera. Pero aseguran que se puede soportar. Todo depende del umbral de dolor de cada uno.
Es muy importante que el centro esté autorizado, que los materiales se esterilicen, que sean desechables los de único uso, que el tatuador sea muy experto y serio, y que pienses muy bien que rincón de tu piel quieres tatuar y sobre todo qué te quieres tatuar porque un tatuaje es de por vida, aunque puede eliminarse.
Hay láseres que eliminan ese tatuaje que te hiciste por amor o por enajenación mental, y ahora que se te paso el calentón y te llegó el sentido común ya no quieres ni ver. El más potente es el láser Picasure. Y creo que solo lo tienen en el Instituto Médico Láser. Se llama así porque rompe las partículas en picosegundos. Normalmente con uno normal necesitarás unas 10 sesiones, con éste las sesiones se reducen a la mitad.
Piensa bien qué te quieres tatuar y recuerda que un tatuaje no es peligroso, lo peligroso es dónde te lo haces, quién te lo hace y con qué tinta te lo hacen.
Otros post que te pueden interesar:
Remodelar sin pinchazos ni maquinas
¿Por qué no consigo quitarme el michelín?
¿Qué hay de nuevo en el gimnasio?
Mil besos