"Fue un fallo, hay que reconocerlo. (...) Pero no voy a ser yo quien, despreciando todo equilibrio de poderes, caiga en la vía fácil de culpar a los jueces de ese acto terrorista. Cada decisión es de una gran complejidad", señala en una larga entrevista en el diario "Le Monde".
El reconocimiento de ese error se produce en relación con Adel Kermiche, abatido por la policía el pasado martes junto a Abel Malik Petitjean tras haber asesinado a un cura que estaba oficiando una misa en la parroquia de Saint-Étienne du Rouvray, en las afueras de Ruán (noroeste).
Valls dijo estar abierto a toda propuesta de mejora en materia antiterrorista, siempre y cuando no franquee el Estado de derecho: "Encerrar a individuos en centros con la sospecha como única base es moral y jurídicamente inaceptable. Por otra parte, no sería eficaz. Mi Gobierno no va a ser el que cree un Guantánamo a la francesa".
El jefe del Ejecutivo se defendió igualmente de las críticas recibidas contra el dispositivo de seguridad tras los atentados de Niza el 14 de julio y en esa iglesia el día 26, y pidió que cesen "las acusaciones graves y nauseabundas sobre una presunta mentira de Estado".
Valls subrayó que las primarias en la derecha y las elecciones presidenciales de 2017 no justifican tal actitud, sobre la que consideró en concreto que el expresidente y jefe de la oposición Nicolas Sarkozy "ha perdido los nervios", y destacó que "mantenerse lúcido ante la amenaza es no caer en el populismo".
No obstante, y sin contemplar un cambio de estrategia cada vez que Francia se vea golpeada por un atentado, sí planteó abrir el debate.
"Hay que inventar una nueva relación con el islam de Francia. Debemos alcanzar un nuevo modelo. (...) Deseo, principalmente, que los imanes se formen en Francia y no en otra parte. Soy partidario de que, durante un periodo por determinar, no pueda haber financiación extranjera en la construcción de las mezquitas", dijo.
Valls consideró que al degollar a ese sacerdote los terroristas tenían como objetivo una "guerra de religión", pero insistió en que la respuesta debe ser el rechazo del odio y de la demagogia, ante un enemigo que "es un proto-Estado incompleto pero que ha sometido a diez millones de personas".