El congelador es una de las mejores soluciones para almacenar alimentos sin que se estropeen a largo plazo. Mantener los alimentos a temperaturas bajo cero detiene el crecimiento de bacterias y gérmenes, lo que extiende significativamente la vida útil de muchos ingredientes, pero no todos son aptos para meterlos en el congelador. O aunque sean aptos, los resultados que vamos a obtener tras descongelarlos no van a ser muy agradables.
El mecanismo de congelación de alimentos implica la transformación del agua de un estado líquido a sólido, lo que hace que las células de agua se expandan y alteren permanentemente la integridad estructural de los alimentos. Algunos alimentos pueden soportar ese cambio bastante bien, pero otros alimentos no tendrán la misma suerte.
En caso de duda, siempre es recomendable consultar las pautas de calidad que figuran en los envases de los alimentos.
Repasamos los alimentos que debemos tener cuidado a la hora de meterlos en el congelador o que para nada está recomendado que los almacenemos congelándolos.
Frutas y verduras
Las verduras con un alto contenido en agua como los pepinos, el apio, verduras para la ensalada, las patatas… se pueden congelar sin problemas, pero el proceso de descongelación no es muy agradable. Debido a su alto contenido de agua, la textura de estas verduras al ser descongeladas será blanda y aguada. Esto se debe a que durante la congelación, el agua dentro de las células se expande, rompiendo las paredes celulares del alimento y provocando que pierdan su textura crujiente y se vuelvan flácidas. Sin embargo, si planeas usar el apio congelado en sopas, guisos o caldos, donde la textura no es tan importante, puedes congelarlo.
En el caso de las verduras para ensalada como la lechuga, escarola, canónicos… no solo tendrán una textura flácida, además, perderán mucho sabor en el proceso. La mejor manera de conservar estos alimentos es en el frigorífico. Y en el caso de las patatas, lo ideal es guárdalas a temperatura ambiente.
El aguacate es uno de los alimentos que a veces cuesta encontrar el punto perfecto, a veces muy duro, a veces excesivamente blando. Su punto ideal es cuando el color de su cáscara se vuelve morado o negro y si lo presionamos con los dedos debe ceder ligeramente. ¿Cómo se almacena? Sin duda dejarlos a temperatura ambiente es la mejor opción, pero si es verano y hace mucho calor puedes meterlos en el frigorífico. Lo que nunca deberías hacer es congelarlos, ya que su cremosidad se perderá por completo.
Algunas frutas que nunca deberías congelar son la sandía, las naranjas o las uvas. Su alto porcentaje de agua hace que su proceso de descongelación sea desastroso.
Platos cocinados
Es cierto que existen muchos platos precocinados, pero ¿qué sucede con las sobras de platos que cocinamos nosotros en casa? Y si he cocinado para la semana, ¿no puedo congelar mis platos? Como sucede con muchas cosas en la vida: depende. Por norma general, es seguro congelar la mayoría de platos, pero hay algunos como la pasta cocida o los platos de comida frita que no son recomendables, ya que su descongelación no nos ofrecerá muy buenos resultados.
Por otro lado, no es nada seguro volver a congelar un pescado previamente descongelado o congelar arroz cocido, puesto que las variaciones en la temperatura del arroz son muy delicada.
Lácteos
Un gran grupo de alimentos que no deberías congelar nunca son las lácteos, ya sea yogur, leche o queso.
Si congelas un yogur, la crema agria, el suero de leche, la crema, las natillas y otros productos lácteos, lo que sucederá es que se separan y se cuajarán después de congelarse y descongelarse.
Y en el caso de los quesos blandos como la ricota, el queso crema y el queso de cabra sucederá algo parecido, su textura cambiará de maneras extrañas.