La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado la resistencia a los antibióticos como una de las principales amenazas a la salud mundial, a la salud alimentaria y al desarrollo, que calcula que cada año mueren 700.000 personas por infecciones resistentes a los tratamientos.
Los antibióticos son medicamentos que tienen un efecto sobre las bacterias patógenas que actúan sobre la estructura de esos microorganismos para evitar que se reproduzcan o evitar que sobrevivan y así detener las infecciones.
La historia de este tipo de medicamentos tiene poco más de un siglo y como a las vacunas y prácticas de higiene como el lavado de manos, a los antibióticos les debemos haber salvado muchas vidas, aunque parece que la resistencia que algunas bacterias están teniendo ante los antibióticos, se está convirtiendo en un problema de salud mundial.
¿Qué es la resistencia a los antibióticos?
La resistencia no quiere decir que esos medicamentos ya no tengan efecto, sino que las bacterias que causan las infecciones ahora ya no son susceptibles al efecto antibiótico. La resistencia no tiene que ver con la existencia de nuevas bacterias, sino que surge en especies de bacterias que antes podíamos atacar con un medicamento, ahora ha encontrado formas de evitarlo.
Las superbacterias y antibióticos
El uso de antibióticos ha contribuido a crear el problema de las superbacterias y la resistencia, por el mal uso de los antibióticos. Por ejemplo, cuando no se completa un tratamiento de antibiótico o cuando se usa un antibiótico para tratar una gripe, fiebre o el dolor, se le está dando la oportunidad a las bacterias resistentes a reproducirse y proliferar.
Por ello, médicos y farmacéuticos han puesto en marcha una campaña para promover un uso responsable de los antibióticos en el marco del Día Europeo para el Uso Prudente y de la 'Semana mundial de concienciación sobre el uso de los antimicrobianos'.
Repunte de las personas que se automedica en 2021
El IV Estudio de Salud y Estilo de Vida Aegon advierte de que el 24 % de los españoles se automedica, lo que indica que, a pesar de la notable reducción experimentada en 2020, hay un ligero repunte de 1,3 puntos porcentuales en la cifra de personas que se automedica este 2021.
En esta línea, médicos y farmacéuticos señalan que "no debemos acumular restos de tratamientos en el hogar, y sí depositarlos en el punto Sigre de la farmacia"; e insisten en que "los antibióticos no funcionan en infecciones por virus".
Adicionalmente, y en el marco de esta actuación, se ha elaborado información específica para combatir los bulos en relación al uso de los antibióticos, con el fin de prevenir un uso excesivo e inadecuado, tanto en salud humana como animal, origen del desarrollo y propagación de bacterias resistentes.
Los tipos de medicamentos más populares
Según IV Estudio de Salud y Estilo de Vida Aegon, el 71,5 % de los medicamentos que se toman sin prescripción médica son para paliar síntomas o dolores ocasionales no asociados a una enfermedad (como dolores de cabeza o musculares, problemas de estrés o de insomnio), y el 53,3 % para enfermedades leves ocasionales (como resfriados o catarros).
Llama la atención que, en 2020, eran los medicamentos para enfermedades leves los que lideraban en cuanto a automedicación se refiere, representando a más del 70 % de los encuestados, viéndose una considerable reducción este año. Por su parte, aquellos medicamentos destinados para tratar enfermedades crónicas o síntomas psicológicos son comprados por el 9 y el 10 por ciento de los encuestados sin receta médica.
Los medicamentos más consumidos sin prescripción son de tipo antiinflamatorios/analgésicos (76,9%), seguido de antibióticos (12,9%) y ansiolíticos y/o antidepresivos (11,1%)
¿Cuál es el perfil de la persona que se automedica?
En cuanto al género de la persona que se automedica, las mujeres son más propensas que los hombres a tomar medicamentos sin prescripción médica (28,2% frente al 20,5%), una cuestión a destacar teniendo en cuenta que el año pasado fueron los hombres los que más recurrían a esta práctica (24,70% frente al 21,60%).
Por edades, se observa que los españoles de entre 26 y 40 años son los que más recurren a la automedicación (31,1%), mientras que los mayores de 65 son los que menos lo hacen (15,5%). Según la situación laboral, los que no trabajan se automedican menos que aquellos que sí tienen empleo (21,7% frente al 26,9%).
Además, aquellas personas que llevan un estilo saludable consumen en menor medida medicamentos sin prescripción médica.
El consumo de una medicación incorrecta y sin control médico puede llegar a complicar el cuadro clínico, además de generar intoxicación si las dosis son elevadas, entre otros efectos de riesgo que esta práctica puede ocasionar en la salud de las personas.