Marbella Alfonso Olaso

Ha pasado casi una semana y no se ha resuelto la incógnita de cuál será la composición del nuevo Gobierno de Mancomunidad, después que el PP echase del Ejecutivo al PSOE. De los otros tres partidos que integraban ese equipo de consenso, sólo está clara la postura de Compromiso por Manilva que, además, ha sido bastante rotundo en su explicación: los populares, dice su portavoz, Marcos Ruiz, tienen toda la razón del mundo al haber prescindido de los socialistas. Así que ellos seguirán como hasta ahora. Ciudadanos emplaza su decisión a lo que decida el viernes, tras una reunión con las Secretarías Provincial y Regional, y de momento no se lee siquiera entre líneas lo que pueda pasar. Luego está Opción Sampedreña que mantiene un discurso, si me permiten la comparación, al más puro estilo gallego: escuchándolo apunta en un sentido pero de repente, al final, cambia complemente, con lo que, cualquiera sabe. Todo ello con la doble interpretación que convendría hacer del asunto: la numérica, en la que al PP no le hace falta apoyo alguno -aunque ya tiene el de Compromiso por Manilva- para gobernar; y la precavida, en la que, siguiendo con la tesis que fraguó precisamente el comienzo del mandato, con un Gobierno de concentración y acuerdos, en 2019, podrían necesitarse unos de otros y viceversa.

La ola de frío que también ha llegado a la Costa del Sol está dejando el termómetro, a falta de conocer datos exactos y fiándonos de nuestra memoria, en niveles inéditos para estar aún en octubre. Lo poco que sube el mercurio estos días estaba sustituyendo en la actualidad informativa a las lluvias y los grandes temporales que habían azotado el litoral en las dos últimas semanas, pero ¡ojo! porque volvemos a estar en alerta naranja, o sea, en esa situación en la que tenemos que estar ya atentos por lo que las fuertes lluvias puedan producir. El agua que está cayendo podría dar al traste además con las obras para reparar lo daños de esas grandes trombas en Marbella hace quince días y Estepona un poco después. Con lo cual, la gracia sería doble. Como dos son también los informes que hay de daños en el municipio marbellí. Se hizo uno primero, pero las reclamaciones han seguido y el Ayuntamiento ha tenido que empezar a elaborar otro que estará listo a final de esta semana. Veremos a ver si no hace falta al menos un tercero.

Dos buenos datos económicos sobre Marbella abren el camino de la actualidad esta semana. Uno es de la renta media por habitante, que creció, entre 2013 y 2016, por encima del ocho por ciento y por encima de lo que lo hizo en algunas de las principales ciudades del país. Según expertos consultados, la cifra, 24.791 euros exactamente y que, seguro, ahora mismo será mayor, es buena de por sí; cuanta más renta, más consumo y por ende, mejor para la economía marbellí. Pero conviene, siguiendo con los que entienden de esto, hacer dos reflexiones. En realidad, la renta media marbellí es mayor, porque el informe no refleja el peso de la comunidad extranjera residente en la ciudad, que mayoritariamente tiene alto poder adquisitivo. La segunda consideración se refiere también a lo engañosos que pueden ser los números. En el primer puesto de la lista aparece una población madrileña, conocida entre otras cosas, porque viven en ella varios futbolistas de élite. Y claro, con esos sueldos, la media sube escandalosamente. El otro buen dato económico con el que comienza la semana es el del mercado inmobiliario local, que sigue creciendo en general. Pero quédense con este apunte. En Marbella se vendieron, entre enero, febrero y marzo pasados, más casas por encima del millón cincuenta mil euros que en provincias como Sevilla, Valencia, Zaragoza o Bilbao.