Marbella Alfonso Olaso

Vuelve a la actualidad marbellí José Andrés Montoya, el que fue jefe de la Policía Local durante el primer año de mandato del tripartito. Lo hace porque el actual Ejecutivo local ha encargado una auditoría sobre toda su gestión al frente del cuerpo. Al equipo de Gobierno le saltó la alarma la pasada semana, cuando Montoya acabó como investigado tras una operación en todo el país que investigaba irregularidades en la adjudicación de contratos relacionados con la seguridad vial. Resulta, según explican en el Ayuntamiento, que la empresa implicada en esa presunta trama, fue a la que, según testimonios de algunos funcionarios, el entonces máximo responsable policial de Marbella quiso adjudicarle un contrato, en contra del criterio de los técnicos municipales que elaboraron el pliego de condiciones. La auditoría se encarga precisamente para arrojar luz y aclarar qué hay de cierto en todo ello. El Ejecutivo ha aprovechado para recordar otros ‘asuntos extraños’ -así los ha llamado- acontecidos en su momento bajo el mando de Montoya, lo que lleva a una curiosa anécdota al encontrarnos iguales o similares argumentos y posturas en el PP (y OSP) y en Javier Porcuna, que siendo aún delegado de Seguridad Ciudadana, enumeró una lista de conductas irregulares del ex jefe policial, con denuncias y cruce de acusaciones entre ambos incluidas. Curiosidades, sin más, como decíamos.

Las medusas aparecieron en masa el domingo en las playas de Marbella, sobre todo, en las de la zona este. Los bañistas se referían a ellas en las redes sociales con términos como ‘enjambre’, ‘congregación’ o ‘aglomeración’. Este mismo usaban en el Aula del Mar para explicar que está siendo un verano con más ‘aglomeraciones’ de lo normal; no que haya más, sino que se están presentando en grupo más veces que en temporadas estivales anteriores. Y el efecto que provocan en los bañistas es peor. No fue algo sin embargo exclusivo del municipio; ni siquiera de la Costa del Sol; ni de la provincia. Ocurrió en todo el mar de Alborán, explican los biólogos malagueños. En Cádiz y Granada, hubo también un gran aluvión de los molestos animales. Y no hay manera de controlarlas porque ni siquiera han podido determinar todavía los expertos pautas fijas de comportamiento que ayuden a plantear alguna estrategia. Hay empero notas positivas o no tan negativas. De momento, no ha habido que cerrar al baño playa alguna del municipio, con el perjuicio económico que supondría para los negocios que estén en o cerca de ellas.

Si no hay una rápida tramitación administrativa, que batiría todos los récords, a la escuela Bellamar le va a pillar el toro. Aunque más que a la escuela, al Ayuntamiento y al Estado. El 31 de julio expira el plazo que le dio el propietario del inmueble en el que el centro formativo ha estado impartiendo sus cursos de hostelería en los últimos 30 años. Y no hay solución; ni definitiva, ni clara. El Ayuntamiento sigue con su idea encima de la mesa de que se traslade a las instalaciones de la Residencia de Tiempo Libre. Lo argumenta en que es un lugar de buenas dimensiones, con actividad y en el que apenas habría que hacer obras. Al mismo tiempo, va a volver a pedir la reunión de todos los grupos del Consistorio en el Ministerio de Empleo, como se acordó en Pleno. Y como medida temporal ofrece un local municipal junto al recién inaugurado bulevar Pablo Ráez para que los empleados de Bellamar puedan seguir trabajando, desarrollando labores administrativas sobre todo, mientras se soluciona el entuerto. Porque el problema debe resolverse.