Continúan las acciones de solidaridad en la gastronomía. Vecinos que están en ayuntamientos municipales asando pollos, cocinando migas, y haciendo que un plato caliente llegue a damnificados, voluntarios, y vecinos. Los carniceros del barrio, los pescaderos, los fruteros... aquellos que están siempre apoyando a sus vecinos son los que ahora también están poniendo todo por su parte para tratar de recuperar cuanto antes la ansiada normalidad.
Los mercados ambulantes dan vida a los pueblos
Ramón Pastor Baldoví, tiene un puesto de fruta, verdura y naranjas del terreno y suministra género fresco a diferentes pueblos que, actualmente se han visto afectados. Hoy martes tendría que estar en el Parque Alcosa de Alfafar, uno de los barrios obreros al límite que se ha levantado gracias al trabajo de los vecinos.
En estos días está prestando su furgoneta para llevar cosas de un lado a otro y mucho del género lo han regalado. En total, se juntaron dos furgonetas y cuatro coches llenos de comida y agua hasta Massanassa; "aquello era una zona de guerra, todavía no me lo puedo quitar de la cabeza", cuenta Ramón en 'Más de uno'.
El martes pasado, cuando comenzó el temporal de la DANA, ya no pudo montar su puesto debido al fuerte vientoy la lluvia. "Muchos de los compañeros que estábamos allí lo han perdido todo", dice mientras señala que también es agricultor y seguramente perderá mucha cantidad de naranjas.
"Los mercados ambulantes dan vida a los pueblos, y conocemos desde a las personas mayores a los niños de distintas generaciones. Es como si fuera una familia", explica Ramón sobre la pérdida que supone para él no poder poner el puesto.
Que "no le falte comida a nadie"
Ciriaco Vicente es bombero de Puebla de Farnals, al norte de Valencia. Además, ha sido y es (ahora mismo porque le pillamos en la cocina), cocinero. Su familia tiene un obrador, un horno-pastelería tradicional Valenciano y, un restaurante: Las Torres de Ciriaco.
"Estamos dando lo máximo para que toda la comida llegue a todos los puntos establecidos", cuenta Ciriaco Vicente sobre la gran labor de logística que están haciendo también con proveedores y clientes. En total, están repartiendo más de 2.000 raciones cada día para los pueblos afectados.
Lo más importante para Vicente, que también estuvo en Ucrania ayudando al inicio de la guerra, es que "no le falte comida a nadie". Ahora preparan bocadillos de tortilla de patata, pichuela de pollo, de embutido con pimientos, de tomate... También hacen guisos de ternera, arroz al horno y todo tipo de comidas calientes.
La gran suerte de estar vivos
Por su parte, Carlos Catalá, tiene una carnicería de barrio en la localidad de Aldaia. Carnicería Catalá es uno de esos pequeños negocios que tras cuarenta años de esfuerzo y trabajo y dedicación han conseguido hacer un nombre. Carlos es uno de esos autónomos afectados por la riada que ha perdido más de 200.000 euros en cámaras, muebles, instrumentos, género. Y el recuerdo de 60 años de historia familiar.
Lo primero que hace es agradecer a los medios de comunicación "por darnos voz". Nunca pensó que viviría algo similar, y a pesar de la crudeza, cree que lo superará: "el ser humano siempre se levanta, ¿no? Pues vamos a levantarnos como sea".
Carlos, igual que sus familiares y amigos, lo ha perdido todo. Antes de la catástrofe, recuerda, "mi única preocupación era que se recuperara mi tobillo para poder hacer la maratón de Valencia, y mira dónde ha quedado!".
El ser humano siempre se levanta, ¿no? Pues vamos a levantarnos como sea
Aquel día las alarmas sonaron diez minutos antes de que llegase la gran riada. En ese momento, fueron a subir a todas las ancianas de la familia a las primeras plantas de los edificios, "y gracias a Dios, porque si no, hubieran muerto todas", cuenta. El agua le separó de sus padres, que iban delante, y pasó la noche encima de un coche hasta que el agua se lo llevó.
Después se pudieron meter en un portal, lograron salvar a una mujer, "pero lo peor fue cuando bajó el agua y tuve que ir a casa de mis padres y encontrarme un coche en su comedor", recuerda. A pesar de los grandísimos daños materiales, cada vez es más consciente de la suerte que han tenido: "cada vez me doy más cuenta de la gran suerte de que estamos todos bien".
"Hará falta cuando la gente se olvide de todo"
Por último, charlamos con un vecino y cocinero profesional de Xátiva que se ha desplazado a L'Alcúdia y Algemesí con su furgoneta, su bombona de butano y sus productos. Guillermo Micó ha preparados arroces y fideuá para voluntarios, vecinos, damnificados...
Su intención era colaborar con los afectados de la mejor manera que sabe hacer. La fideuá era de secreto ibérico y "cosas que tenía por casa", también hizo un arroz con costilla de cerdo, pluma ibérica y quince tipos de verduras diferentes. Hoy darán arroz a hasta 200 personas.
"Hoy hace falta, pero realmente hará falta cuando la gente se olvide de todo", cuenta Guillermo, quien quiere reivindicar que lo importante es que la ayuda se mantenga en el tiempo.