No todos los hornos de las panaderías son de leña. De hecho, la mayor parte del pan que comemos se cuece en hornos eléctricos o de gas. Con la subida eléctrica y del gas, las panaderías ya han visto recortados sus márgenes en los últimos meses. A esto se suma que la guerra ha cortado el suministro de cereales procedentes de Rusia y Ucrania.
El propietario de la Tahona Goyesca, Javier Lumbreras, asegura que llevan días trabajando sin margen de beneficios porque sólo en una semana la tonelada de harina ha subido 90 euros, y la previsión es que siga aumentando, ya que hay que buscar cereales de otras procedencias para cubrir el 35% de la producción que ha dejado de llegar de los países en conflicto, aunque ese trigo saldrá mucho más caro porque habrá que traerlo desde países como Argentina o Sudáfrica.
Los panaderos se resisten a subir el precio del pan porque es de consumo diario y al consumidor le cuesta encajar que el pan se encarezca, explica Lumbreras. Sin embargo, el propietario de la Tahona Goyesca cree que va a ser muy difícil evitar un aumento, al menos del 10%, para compensar el espectacular incremento de los costes.