Comenzamos nuestra ruta exótica comiéndonos el vertebrado más antiguo que aún sigue vivo en nuestro planeta, con más de 500 millones de años se pasea entre el Atlántico y el Miño, donde cada invierno acude a desovar. Hablo de la lamprea, que se ama y se odia a partes iguales. Porque… ¿te comerías un pez sin escamas, que vampiriza a otros peces, con aspecto de anguila, con una boca redonda llena de dientes y que se cocina en su propia sangre? Pues igual con esta descripción no, pero una vez que la pruebas y dejas a un lado los prejuicios, notas un intenso sabor y potencia que en nada se parece a otro plato. Y ahora que estamos en temporada de veda, y ya que no podemos irnos a Arbo en Galicia, cuna de la lamprea, podemos comerla en Madrid, y hasta dentro de unas semanas, en el restaurante Sal Negra, en la calle Mateo Inurria. Porque las cuatro décadas de experiencia de Paco Pereira, jefe de cocina de este restaurante, se reflejan en la elaboración “a la bordelesa” de este prehistórico pescado al que acompaña del dulce contraste de una manzana asada con vino tinto, la suavidad del arroz blanco y la crujiente compañía de los picatostes. También podemos disfrutar de este manjar amado u odiado en nuestro querido restaurante O recanto.
Nos vamos ahora a uno de los restaurantes mexicanos de moda que está en plena Plaza de la Independencia, y que ya de por sí el local es un espectáculo por lo bonito que es. Su carta de mezcales y tequilas es de lo más extenso que hay en Madrid y además tienen una sección en su carta de ‘insectos’. Hablo de Bakan. Es único en la ciudad, con propuestas como el Taco de gusanos de maguey, el Taco de escamoles (larvas de hormigas), o la cacala (tortilla) campesina con chapulines (una especie de saltamontes muy crujientitos).
Seguimos comiendo exotismo, aunque es un producto que también se come ‘desde siempre’: las ancas de rana, que bien frititas están jugosas, con un rico sabor a pollo y un final agradable como de pescado, y que también encontramos en restaurantes en Madrid cada vez más habitualmente, incluso en locales de moda como el archiconocido restaurante del Grupo Paraguas, Amazónico, en la calle Jorge Juan, donde preparan Ancas de rana marinadas en miso y sake que terminan con salsa de mango y chile habanero. Un sitio mítico abierto desde 1903, donde siempre las tienen en carta, y que de por sí el restaurante es una experiencia porque está a los pies del rio Tajo, es El Rana Verde, en Aranjuez, porque claro, con ese nombre, tenían que tenerlas… Las preparan al “Ajillo de Chinchón” y pimiento de piquillo. Y el restaurante italiano Paolo, fundado en 1972 y con más de 50 años de historia, ubicado en una zona ajardinada y tranquila cerca de Guzmán el Bueno, que merece la pena conocer, también tiene ancas de rana, a la romana o al ajillo.
Nos vamos ahora al restaurante Macarena, en la calle Puerto de Pajares, al lado de la Avenida de la Albufera, a comer carnes exóticas y huevos de avestruz y de emú. Tienen una oferta de carnes como no hay otra igual ahora mismo en Madrid, y podemos comer Búfalo, Bisonte, Antílope, Canguro, Avestruz, Cocodrilo y Cebra, carnes que podemos tomar a la plancha o en alguna de sus hamburguesas. También tienen huevos de avestruz, de oca y de emú, que es una especie de avestruz. Desde luego habrá que comer bien de pan y compartirlo.
Y si aún tenemos ganas de más exotismo, nos vamos a Usera, al local del que hablé que generó este tema tan ‘peculiar’, el Royal Cantonés. Es unos de los mejores restaurantes de cocina cantonesa, en el que uno de sus platos, la Ensalada de medusa -con una textura turgente, algo gomosa y con un aliño exótico- despierta todas las papilas gustativas. Patitas de pollo marinadas a la cantonesa o cazuela de tendones, completan en este restaurante la propuesta de productos diferentes que comemos hoy.
¿Has probado algún ingrediente más exótico en Madrid?