Afortunadamente, esta medida que ha dictado el Consistorio, y que quiere poner en valor y ayudar a estos establecimientos, que son patrimonio de la capital y que aúnan tras sus puertas tradición, cultura y gastronomía ya que sus mesas, han sido testigos de temas políticos, de literatura, pintura.
En Madrid hay al menos 29 establecimientos de este tipo donde se cocinan nuestras recetas más arraigadas, esas que conforman nuestra cultura y costumbres, las que nos evocan a la infancia y a sabores de madres y abuelas. Algunos de estos locales son Bodega de la Ardosa (1892), Restaurante Botín (1875), Café Gijón (1888), Casa Alberto (1827), Casa Ciriaco (1887), Casa Labra (1860), Casa Pedro (1825), La Casa del Abuelo (1906), Lhardy (1839), Malacatín (1895), Posada de la Villa (1642), Taberna Antonio Sánchez (1787), La Bola (1870) y Los Galayos (1894).
Y ahora entrando en materia… ¿Quieres saber algunas historias que han sucedido en estos locales? Por ejemplo, en el mítico Lhardy, se han tramado derrocamientos de reyes y políticos, celebrado reuniones de ministros con Primo de Rivera, que era su restaurante de referencia, o decidido nombramientos como el de Niceto Alcalá-Zamora.
En Casa Labra, que hablábamos el otro día de su famosa croqueta de bacalao, y son también superiores los soldaditos de Pavía, ya que se dice que se inventaron allí tras el golpe de estado que dio el General Pavía en 1874, se fundó el 2 de mayo de 1879, con Pablo Iglesias a la cabeza, el PSOE.
El edificio que alberga Casa Alberto, famoso entre otros por sus callos y su vermú, se construyó sobre la casa en la que Cervantes escribió la segunda parte de El Quijote.
Casa Ciriaco, famoso por ejemplo por su cocido o su gallina en pepitoria con la receta de hace 100 años, vivió un acontecimiento histórico ya que a su puerta, cayó la bomba que un terrorista tiró a la comitiva nupcial de Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. Antonio Mingote les diseñó el sello que cuelga en sus paredes, y era uno de los rincones favoritos de Valle Inclán.
En Los Galayos, famoso por su cochinillo, el 29 de abril de 1936, con motivo del éxito de la publicación del quinto poemario de Luis Cernuda, ‘La realidad y el deseo’, un grupo de amigos y escritores (entre los que se encontraban Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Pablo Neruda, José Bergamín, Manuel Altolaguirre, María Teresa León, Maruja Mallo y, naturalmente, el propio Luis Cernuda) se reunían en la que se convirtió la última cena de la Generación del 27.
El Restaurante Botín el más antiguo del mundo según el Libro Guinness de los Récords, y donde siguen asando en el mismo horno de leña el cochinillo y cordero al estilo tradicional castellano. Lugar de encuentro del Madrid bohemio y literario al que asistían personajes como Julio Romero de Torres, y ha sido mencionado por grandes autores en sus libros como Galdós, Hemingway, Ramón Gómez de la Serna, que se enamoraron del local y quisieron plasmarlo.